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No se dice Jacometrenzo, ni Espiritui Santo, ni indilugencias. Además escamón y escamarse son palabras muy feas, y llamar tiologías a todo lo que no se entiende es una barbaridad. Repetir a cada instante pa chasco es costumbre ordinaria», etc... Lo mejorcito que aquella mujer tenía era su ingenuidad.

Sospechas, reproches, escenas violentas; ¿es así como comprende usted el amor? me preguntó. Si piensa usted ser un marido escamón y tiránico, es tiempo aún de decirlo. Y si usted ha de ser una mujer inconsiderada y ligera, que da lo mejor de misma al primero que se presenta...

Pues harías bien en darle de vez en cuando alguna conferencia íntima; si no, me temo que haya que llevarlo pronto al manicomio. No creas que está siempre en mi mano. El otro tío es muy escamón. Después del Real ¿verdad? No me llevéis más gente. El ruido no me conviene ahora que estoy bien colocada ¿sabéis? Hasta luego. Oye, , feo dirigiéndose a Ramón , ¿por qué no hablas?

Menchaca se había asociado con este don Matías Cepeda que has visto; asociación extraña desde el punto de vista del carácter, porque Menchaca era un hombre atrevido y lleno de iniciativas, y, por el contrario, Cepeda es el tipo vulgar del comerciante escamón que va marchando rutinariamente sobre seguro. Cepeda es un asturiano que vino aquí sin un cuarto y hoy tiene una gran fortuna.

Tanto que, habiéndole invitado á entrar en una taberna inmediata á tomar unas cañas, el chico se negó á poner el pie dentro, temiendo una asechanza. ¡Qué escamón estás, hijo! exclamó el guapo riendo. Mira, si tienes miedo, llévame adonde quieras con tal que haya vino.

Y como era muy escamón, se puso a cavilar entonces, sobre si el no entender aquello, sería culpa de su ignorancia, o si sería, según frase de Cánovas, que hasta aquel lugar había llegado, porque su hijo era un tonto adulterado por el estudio o si sería porque no había habido tal estudio ni tal adulteración, sino porque el chico había estudiado poquísimo y para disimularlo, había llenado su discurso de frases huecas, fiado en su audacia y en la simplicidad de muchas personas que lo que no entienden es lo que más admiran.

En cuanto a don Braulio, menester es confesar que estuvo bastante encogido y fuera de su centro en la tal tertulia. Ya sabemos que era muy escamón, como dicen en su tierra. Así es que, si bien disimulaba con habilidad, andaba con la barba sobre el hombro y le parecían los dedos huéspedes. Era listo, pero presumía de ladino, y llegaba a ser sobrado malicioso.