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Actualizado: 30 de junio de 2025


El novel caballero calculaba que sus equilibrios se agotarían a los pocos minutos de aquella marcha, y cuando se disponía a disminuirla enérgicamente, advirtió con espanto que se aceleraba por obra del perrazo bayo que, como comprendiendo que el tostado no imponía respeto a nadie, se entretenía en morderle los garrones por burla...

Pero los indios de México jugaban al palo tan bien como el inglés más rubio, o el canario de más espaldas; y no era sólo el defenderse con él lo que sabían, sino jugar con el palo a equilibrios, como los que hacen ahora los japoneses y los moros kabilas. Y ya van cinco pueblos que han hecho lo mismo que los indios: los de Nueva Zelandia, los ingleses, los canarios, los japoneses y los moros.

Ahora contamos lo del palo, y lo de los equilibrios que los indios hacían con él, que eran de grandísima dificultad.

Los asaltantes, al empujarse, se toleraban y perdonaban fraternalmente. «En la guerra como en la guerra», decían como última excusa. Y cada uno apretaba al vecino para arrebatarle unas pulgadas de asiento, para introducir su escaso equipaje entre los bultos suspendidos sobre las personas con los más inverosímiles equilibrios. Desnoyers fué perdiendo poco á poco sus ventajas de primer ocupante.

No tengo ningún inconveniente; pero te prevengo que está subiendo la marea y que esa peña quedará rodeada de agua antes de una hora. No importa; tenemos tiempo para ir a ella. Dando brincos y haciendo equilibrios sobre los peñascos de la costa, llenos de charcos y tapizados de algas, donde corrían grave riesgo de resbalar, llegaron a la peña, que avanzaba buen trecho dentro del mar.

Su esposa daba fiestas y asistía á todas las más famosas de París; ocupaban en la avenida Henri Martin el segundo piso de una casa elegante; frente á su puerta esperaba un hermoso automóvil; tenían cinco criados... No llegaba á explicarse en virtud de qué leyes misteriosas y equilibrios inconcebibles podían mantener él y su mujer este lujo, contrayendo todos los días nuevas deudas y necesitando cada vez más dinero para el sostenimiento de su costosa existencia.

Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una cruz de hierro que acababa en pararrayos.

A fuerza de transacciones y equilibrios, había conseguido hasta entonces sostenerla lo mismo que el Liceo. En éste, por supuesto, ni había representaciones teatrales ya, ni se bailaba sino en días señalados, como el de las Candelas, los de Carnaval y el de Santa Engracia.

Palabra del Dia

godella

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