United States or Syria ? Vote for the TOP Country of the Week !


De este modo en pocos años disiparon y consumieron cuanto había en los pueblos y estancias, sin pensar en trabajar ni reponer lo que consumían. A esto se siguió la grande epidemia de viruelas que causó la desolación de los pueblos, que quedaron sin indios ni hacienda. Cuando el Gobierno conoció el daño, ya no tenía otro remedio que aplicarse a repararlo del mejor modo posible.

Dicen exclamaba atribulado el Vizconde que nuestro siglo carece de ideal. Las personas que presumen de poéticas y delicadas deploran mucho esta carencia. ¿Puede imaginarse mayor majadería? Al contrario: en nuestro siglo hay plaga de ideales. Son una epidemia, casi estoy por llamarlos una epizootia, causa de mil infortunios, guerras, revoluciones y muertes.

Dicen algunos que las ideas modernas, que el materialismo y la incredulidad tienen la culpa de todo; pero si la tienen, pero si obran tan malos efectos, ha de ser de un modo extraño, mágico, diabólico, y no por medios naturales, pues es lo cierto que nadie lee aquí libro alguno ni bueno ni malo, por donde no atino a comprender cómo puedan pervertirse con las malas doctrinas que privan ahora. ¿Estarán en el aire las malas doctrinas, a modo de miasmas de una epidemia?

Como este caballero poseía una bonita fortuna adquirida en la propicia ocasión de una larga y terrible epidemia, el coronel lo tenía por rival algo temible.

Y cuando se había aceptado como medida prudente el matar á estos intrusos, que se presentaban de tarde en tarde, con la regularidad de una epidemia, llegaba el último Hombre-Montaña, y el Consejo Ejecutivo, faltando á la tradición, le concedía la vida.

El ejemplo dado por los nobles cundió y casi todos los regimientos perdieron sus oficiales. Necesitaban grande firmeza de carácter para resistir aquella epidemia que tomó el nombre de honor. Mi padre tuvo esta firmeza y no emigró. Solamente cuando se exigió a los oficiales del ejército un juramento que rechazaba su conciencia de servidores del rey, presentó su dimisión.

Pero se me hace muy cargante con estas cosas políticas. Las mujeres no tienen más oficio que uno. , hombre... quién la mete a ella... tiene chiste. Es una epidemia. Almorzamos política y comemos ídem. Se va volviendo España un manicomio. ¡Bah!

Más que por mismos, temían ella y ellos por el ausente. ¡Santo Dios, si la epidemia le atacara en el camino!... ¿Tendría Dios dispuesto que no llegara a disfrutar el bien por tanto tiempo esperado?

Su mujer le respondió que eso era porque los maridos no entraban allí, habiéndolo prometido así San Pedro a Santa Genoveva. En cuanto a Momo, sostuvo que una vez que la Gaviota había encontrado marido, bien podía la epidemia no perder las esperanzas. Rosa Mística lo tomó por otro estilo. María había aumentado el catálogo de sus agravios con uno de fecha reciente.

En 7 de Mayo de 1702 por sequía; en 1,º de Setiembre de 1703, por epidemia: en 15 de Mayo de 1712, en 13 de Octubre de 1751, y en 29 de Setiembre de 1752, por sequía: en 24 de Marzo de 1754, por terremotos; y en 2 de Junio de 1780, por sequía.