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Actualizado: 6 de julio de 2025
Todas estas causas contribuyeron aún más poderosamente á cerrar la entrada en España á las obras inglesas.
De repente noté que el arco de entrada era más ancho que el puente y formaba un obscuro ángulo, en el que me oculté apresuradamente. Desde allí dominaba aquella vía de comunicación entre el antiguo castillo y la construcción moderna. Entonces resonó otro grito agudo.
Parecía escuchar como si esperara a alguien. Muy luego el ruido de pasos pesados, acompañados de silbidos, se hizo oír a través del gran vacío de la entrada del vestíbulo. La puerta se abrió y entró un joven fornido y vulgar; tenía la cara encendida y el aire gratuitamente vencedor que caracteriza la primera faz de la embriaguez. Era Dunsey.
¡Lo veremos! dijo la fiera Albornoz, y nombró al punto paladín de su causa a su buen amigo Juanito Velarde. Larga entrevista celebraron ambos a solas hasta bien entrada la noche, y al despedirle Currita en la puerta del boudoir díjole con suaves mimitos: Conque quedamos en que yo encargaré el almuerzo en Fornos... y habrá écrevisses
Causó estupefacción en el primer momento la presencia de Roseta: algo así como la entrada de un moro en la iglesia de Alboraya en plena misa mayor. ¿A qué venía allí aquella «hambrienta»?... Saludó Roseta á dos ó tres que eran de su fábrica, y apenas si le contestaron, apretando los labios y con un retintín de desprecio.
Dicen que la entrada de ese vapor es siempre un acontecimiento en Villavieja, y la única ocasión en que se ven villavejanos en el muelle y sus inmediaciones. Es curioso, ¿verdad? Por eso te lo cuento, y también porque no tengo cosa mejor que contarte, por ahora.
Aquello merecía ser visto, y Diógenes, que lo vio una vez, manifestó en el Veloz-Club, ya muy entrada la noche, lo que le habían parecido las parejas de operarios y lo que le había recordado su directora y maestra...
De vez en cuando se desprende, con ruido seco, algún pedazo de brasa, y rodaría hasta la alfombra sin la intervención salvadora de dos cabezas de bronce enlazadas por una barra de hierro que guardan la entrada del agujero. La impasibilidad estoica con que se dejan tostar por los carbones, antes que consentirles pasar á prender fuego á la casa, es digna de encomio.
Con este error contaba Calvat. Como el lector habrá previsto, no afectó aquel villano el arrepentimiento de su delación, y no se excusó con Fabrice sino para procurarse de nuevo entrada en la casa y vigilar más de cerca a aquella que había resuelto perder.
La comedia comienza representándonos la entrada del Rey en esta ciudad, que al fin se entrega. Para solemnizar la victoria se celebra un brillante torneo, en el cual se distingue, por su valor y por sus fuerzas, Don Alonso de Guzmán, famoso ya en toda España.
Palabra del Dia
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