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Actualizado: 13 de julio de 2025
El más curtido y experimentado en amor de todos los mozalbetes que viven en París, no podría describir con mayor exactitud que el divino Homero los medios de seducción de que se vale una mujer para engañar, enloquecer y adormecer a su marido o a su amante.
Ya te irritas, querido mío dijo doña Ana . ¿Dudas acaso de que te amo? Me parece que quieres engañarme. ¿Y para qué te había de engañar? además de que te amo me sirves de mucho, hijo, para que yo piense no enajenarme de ti. Pero... ¿Pero qué? Espera.
A Dunstan le parecía que no sería malo agregar algunas amenazas a las proposiciones halagadoras, porque sus nociones de aritmética no eran bastante sólidas como para darle una demostración probatoria de los provechos que darían los intereses. En cuanto a la garantía, la consideraba vagamente como un medio de engañar a un hombre, haciéndole creer que va a ser reembolsado.
Así, por ejemplo, un dolor de vientre o de muelas, la simplicidad que se deja engañar, el miedo, el no tener dinero suficiente, las enfermedades, el ser feo o canijo y otras cosas por el mismo orden, no tienen más poesía, ni más consuelo que la risa, mientras no pasan de cierto grado inferior.
Ayer fue el primero día que aquí llegamos; tenemos entre estos ramos plantadas algunas tiendas, que dicen se llaman de campaña, en el margen de un abundoso arroyo que todos estos prados fertiliza; tendimos la noche pasada estas redes de estos árboles para engañar los simples pajarillos, que, ojeados con nuestro ruido, vinieren a dar en ellas.
Mi tío subía la escalera envuelto en una reserva absoluta mientras que su mujer no cesaba de contarle todo lo que había visto y comprado en el día, en trapos y alhajas, colgándosele del brazo y representándole toda una comedia de cariños digna de una nieta que pretende engañar al abuelo. Subimos y entramos en el salón.
Pero Teresa, aunque daba por muy acertadas todas las palabras de su amiga, asustábase ante la suposición de tener que reñir al marido por su conducta. ¡Ah, si ella tuviera una persona que se interesase por su suerte y la de la casa, qué gran favor le haría encargándose de sermonear a aquel hombre que, a pesar de sus bigotazos y sus palabras campanudas, se dejaba engañar como un niño! ¡Qué obra tan caritativa lograr que aquel hombre alejado de los afectos de la familia volviese a ser buen padre y buen marido!
Duéleme el mal que te hago, pero yo no quiero que se burle nadie de ti... Reflexiona sobre todo esto y, créeme, no te dejes engañar ni por las coqueterías de la señora Liénard, ni por los halagos del señor Delaberge... Simón se desprendió de los brazos de su madre y se alejó rápidamente.
Un Dios infinitamente perfecto no puede complacerse en engañar á sus criaturas. Esta es la teoría de Descartes y Malebranche: pensadores eminentes que no sabian dar un paso en el órden intelectual sin dirigir una mirada al Autor de todas las luces, que no acertaban á escribir una página donde no pusiesen la palabra Dios.
Nada tiene usted que temer de Tragomer aquí, donde es usted conocida de todos sus compañeros, de su director, del público y de los americanos que la aplauden hace dos años. Todos afirmarían, si fuera preciso, que es usted Jenny Hawkins. No hay más que un ser en el mundo que no se dejaría engañar por su metamorfosis y cuya presencia no podría usted afrontar sin peligro. Pero, ése no vendrá.
Palabra del Dia
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