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Actualizado: 4 de mayo de 2025
La palabra histriones, que se encuentra con tanta frecuencia en las obras de la Edad media, alude más claramente á representaciones dramáticas, aunque sin determinar su especie ni forma. Capit., lib.
Primus Calamus, tomo II, pág. 706. Tomo I, pág. 369 de la Colección de piezas dramáticas, entremeses, loas y jácaras, escritas por el licenciado Luis Quiñones de Benavente, y sacadas de varias publicaciones ó de manuscritos recientemente allegados, por D. Cayetano Rosell, devotísimo del autor. Madrid, librería de los Bibliófilos, Alfonso Durán: MDCCCLXXII.
Esta comedia, en la cual se distinguen los diversos trabajos de los tres poetas, y en el acto tercero especialmente la mano de Calderón, está, á la verdad, escrita algo á la ligera, y tiende con exceso á producir efecto teatral, aunque aparezcan en ella situaciones dramáticas notables.
El error de Montalván proviene, pues, principalmente, de no haber distinguido unas de otras las diversas composiciones dramáticas, ó simplemente de su prurito de exagerar, manifestando acaso que atribuye más mérito al número que á la calidad de las obras escritas por su maestro. En cuanto á los autos, nada dicen sus noticias: Montalván los hace subir á cuatrocientos.
Así ésta como otras obras posteriores del mismo poeta, tales como Doña Mencía y Alfonso el Casto, descuellan por la elevación de su estilo, por sus situaciones dramáticas y por la enérgica pintura de afectos.
La idea y juicio, que nos ha merecido esta clase de composiciones dramáticas, fúndase en la razón de que los poetas nunca han empleado esos nombres, proviniendo principalmente de la mayoría de los espectadores que asistían con más asiduidad al teatro, y siendo sus caracteres distintivos, pueriles, sandios ó mal definidos.
A ellos tambien debe la Europa los romances caballerescos y las representaciones dramáticas; y gracias á la poesía, la lengua francesa, tan pobre como es, ha llegado á ser un idioma universal, el idioma de la prosa por excelencia, pasando de las manos de Corneille y de Racine á las de Pascal, que es el que tiene la gloria de haber fijado esta lengua, complementada por Voltaire, Montesquieu, Buffon y Rousseau.
Libres por completo en la influencia de la antigüedad están las obras dramáticas, que, con las de Torres Naharro y algunas de Gil Vicente, forman la segunda y más numerosa clase del repertorio del teatro español de este período: pero como ya hemos hablado de las principales, sólo nos resta hacer algunas breves indicaciones para apurar el asunto.
También trataremos entonces, por creerlo así más oportuno, de las grandes colecciones de las obras dramáticas españolas, cuya mayor parte fué dada á luz á mediados del siglo XVII. El italiano Fabio Franchi acerca del arte dramático en España.
O segundo, as comedias. O terceiro, as tragicomedias. O quarto, as farças. No quinto, as obras meudas. Lisboa, 1562, fol. Hasta en Portugal es rarísima esta edición, y es probable que en Alemania no exista otro ejemplar, que uno de la biblioteca de la Universidad de Gottinga. He aquí el catálogo de las obras dramáticas que contiene: OBRAS DE DEVOÇAO. Visitaçao. 2. Auto pastoril castelhano. 3.
Palabra del Dia
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