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Actualizado: 10 de julio de 2025
Leyendo una vez Arias, para sí, una carta en el escenario del Teatro de Madrid, tuvo suspenso al auditorio largo tiempo, expresando sus emociones al leerla, y por último, lleno de ira, rompió la carta y comenzó á declamar versos muy vehementes. Y todos lo alabaron y convinieron en que, en dicho día, conquistó mayor admiración accionando que declamando. Caramuel, Primus Calamus, tomo II, pág. 706.
Prólogo: «Como se acabaron los Cisneros, los Navarros, Loyolas, Ríos, Solanos, Ramírez, Tapias, Leones, Rochas, Salvadores y Christóvales, ¿qué han de hacer los Autores, sino, convertidos en Bolatines, remitir á las tramoyas las comedias?» Caramuelis Rhythmica. Editio altera. Campaniae, 1668, págs. 706 y siguientes.
706 Sin poder decir palabra sufre en silencio sus males, y uno en condiciones tales, se convierte en animal, privao del don principal que Dios hizo a los mortales. 707 Yo no alcanzo a comprender por que motivo será que el preso privado está de los dones más preciosos que el justo Dios bondadoso otorgó a la humanidá.
Primus Calamus, tomo II, pág. 706. Tomo I, pág. 369 de la Colección de piezas dramáticas, entremeses, loas y jácaras, escritas por el licenciado Luis Quiñones de Benavente, y sacadas de varias publicaciones ó de manuscritos recientemente allegados, por D. Cayetano Rosell, devotísimo del autor. Madrid, librería de los Bibliófilos, Alfonso Durán: MDCCCLXXII.
Palabra del Dia
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