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Actualizado: 17 de octubre de 2025


Prescindo de la dualidad que existe por solo suponer sujeto y objeto, y no entro en ninguna cuestion sobre la naturaleza de esta dualidad. El dogma de la vision beatífica nos enseña que el alma humana en la mansion de los bienaventurados, está unida íntimamente con Dios, viéndole cara á cara, en su misma esencia.

Es menester vivir, y usted es muy muchacho... Y las de su Tristán también, lo que no obsta para que haya allí el más sostenido alarido de pasión que haya gritado alma humana... Yo quiero tanto como usted a esa obra, y acaso más... No me refiero, querrá creer, al drama de Tristán, con las treinta y dos situaciones del dogma, fuera de las cuales todas son repeticiones.

Tarareaba con aire distraído, agitado perpetuamente por su nerviosa movilidad. Preguntaba con alarma si habían tocado ya a coro, asustado por las amenazas de multa a causa de su retraso. Gabriel sentíase atraído por este artista eclesiástico que vegetaba despreciado en las últimas capas de la Iglesia, pensando más en la música que en el dogma.

En Lucerna ha dominado, como en Glaris, el catolicismo de mala ley, el aristocrático, que, faltando á las primeras tradiciones de la iglesia y á su espíritu de igualdad y fraternidad, ha hecho de las jerarquías un dogma y de la explotacion de las conciencias un sistema, prescindiendo de contar con la voluntad de los fieles, que es el símbolo de la libertad de la conciencia.

Si conociésemos á Dios intuitivamente, como segun el dogma católico lo conocen los bienaventurados en la mansion de la gloria, podríamos conocer intuitivamente el modo con que se ejecuta la creacion.

Para Horacio Vernet es el hombre; el hombre muerto en aquel campo de batalla; aquel hombre puesto boca abajo, solo, abandonado de todo el mundo, sin más testigos que una piedra, una mata y el cielo; aquel hombre muerto para la materia, lleno de vida y de verdad para el arte, para la moral y para el dogma; aquel hombre tan lleno de vida y de belleza, que aún estando difunto, que aún siendo cadáver, parece ser el habitador de aquel desierto, el genio imponente de aquella soledad.

Lo que era un dogma familiar, que tenía su fórmula invariable, era esto: que por Emma no pasaban días, que lo del estómago no era nada, y que después de parir, de mala manera, estaba más fresca y lozana que nunca. Nadie creía tal cosa, porque saltaba a la vista que no era así; pero lo aseguraban todos.

D. Álvaro había notado que por este camino poco se podría adelantar, por ahora, con la Regenta. Nada más ridículo en Vetusta que el romanticismo. Y se llamaba romántico todo lo que no fuese vulgar, pedestre, prosaico, callejero. Visita era el papa de aquel dogma anti-romántico.

Era dogma suyo que todas las cosas son lo mismo, y que la diferencia de ellas es más aparente que real y más somera que profunda. Produce la diferencia de las cosas una fuerza que vive y se agita en ellas, ocultando la raíz de su ser, y que, según sus varios efectos y operaciones ya se llama calor, ya luz, ya electricidad, ya magnetismo, de donde transformaciones y mudanzas y vida y muerte.

Mira, dijo Maximiliano con el acento más grave del mundo y como quien hace una confidencia importante . Eso del Mesías, acá para entre los dos, no lo he creído yo nunca, ni era dogma ni cosa que lo valga. Lo dije porque tuve un sueño, y al despertar se me quedó parte de él en la cabeza, y me andaba aquí dentro como un cascabel.

Palabra del Dia

aprietes

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