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Actualizado: 11 de junio de 2025
Todos convenían en que por su belleza y elegancia, por sus modales distinguidos, se apartaba mucho de las demás jóvenes del pueblo, y haría lucido papel en los salones más aristocráticos. También Venturita había convenido en ello hacía mucho tiempo. La idea de irse a vivir a Madrid, trabajaba con ahinco en su mente. Insinuósela a su marido; pero éste mostró gran repugnancia a trasladarse.
Dos mil personas elegidas entre los cuatro millones de habitantes de Londres, un centenar de extranjeros distinguidos, venidos de todos los puntos de la tierra: he ahí la concurrencia.
Cierto que la campana de la señora Chermidy no sonaba igual que la del señor Le Bris, pero el timbre era tan dulce, que el duque se dejó engañar como un niño. Compadeció a la linda dama y le prometió que de cuando en cuando iría a llevarle noticias de su hijo. El salón de la señora Chermidy era, en efecto, el lugar de reunión de un cierto número de hombres distinguidos.
Por eso te preguntaba hace un momento, no por malicia ni por curiosidad, sino porque desearía vivamente que entre los jóvenes, distinguidos por diversos títulos, que me rodean, hubiese alguno bastante dichoso para agradarte y al que pudiera yo confiar el cuidado de tu porvenir. ¡Me dices cosas crueles! exclamé.
Y para que este aniversario causara más rumor en el ánimo público, y acudiera gente al teatro, se anunció en algunos periódicos que se diria una misa por el alma de aquel ilustre ingenio, á cuya misa fuéron invitados varios actores y literatos distinguidos, entre ellos D. Narciso Serra, que dijo á los socios, antes de principiar la ceremonia: En esta misa de pega, Presumo que cada socio Rezará por su negocio Más que por Lope de Vega.
Hay en Ginebra un buen número de periódicos políticos, gabinetes de lectura, sociedades literarias, academias y demas centros de inteligencia, brillando en su seno muchos hombres distinguidos. Allí conocí muchos profesores eminentes, y el político Fazy. El mejor paseo de Ginebra es el de la Isla con una estatua dedicada á Rousseau.
Había nacido en la Quinta Avenida de Nueva York, hijo de un famoso banquero; pero la familia estaba arruinada. Usted, señor, es de los más distinguidos de a bordo, y por esto hablo con usted... Pero no llega ni con mucho a míster Power. Le falta algo. Usted lleva la corbata de un color y el pañuelo de otro. Mi país es el único dónde el hombre puede llamarse elegante.
Bermudez tenia á su lado al leal Pedro Zaraza, al sumiso y valiente Cedeño, al activo José Tadeo Monágas, á otros distinguidos jefes, 1.000 ginetes y como unos 300 infantes, todos ellos valientes, todos buenos patricios.
Palabra del Dia
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