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Actualizado: 25 de junio de 2025
Pero por más que en mi mente pasaba revista a todos los héroes de novela que conocía, no hallaba ninguno que fuese tan rochonchito como mi nuevo héroe. Era gordo, no había la menor duda, pero tan bueno, tan alegre, tan gracioso, que pronto este defecto físico se transformó a mi vista en una cualidad trascendental. Hasta no tardaron en parecerme desprovistos de atractivos mis imaginarios héroes.
Yo creo que todos los concurrentes al Casino debiéramos tomar ejemplo de los empleados, y no penetrar nunca en las salas de juego con nuestros trajes de costumbre. En vez del smocking, debiéramos ponernos también, para ir al Casino, unos trajes desprovistos de bolsillos. De este modo no se nos ocurriría nunca ganar el dinero de la banca y nos ahorraríamos el nuestro.
Era un empleado, un padre de familia; pero ¿dónde estaban sus actos? ¿Qué había hecho? Buscó en los repliegues de su memoria, recorrió mentalmente los años pasados, como se recorre con los dedos el teclado de un piano, y los halló vacíos, desprovistos de sentido. «¡Vamos, señorita! balbuceó con la cabeza baja y gesticulando . Es idiota creer que soy un espía. ¿Yo espía? ¡Qué insensatez!
El capitan D. Agustin Gamarra fué comisionado para esta empresa; y habiendo llegado á vencer en todos los encuentros á los patriotas, tan inferiores en número, tan poco aguerridos, y desprovistos enteramente de armas, se aprestaba para la toma de Aten, que debia coronar su triunfo.
Protegidos así, los márgenes, amenazados por la violencia del líquido elemento, se mantienen durante años y siglos mientras que, desprovistos de vegetación, cambiarían constantemente. No obstante, el tiempo hace siempre su obra.
Para que el clérigo le dejase en paz y no le cansase más con sus sermones sosos y desprovistos de vida, de unción, don Víctor fingió ceder; y dijo que no haría ningún disparate, que meditaría, que procuraría armonizar las exigencias de su honor y aquello que la religión le pedía.... Entonces se alarmó don Fermín; creyó que había perdido terreno, y volvió a la carga.
Tardó mucho tiempo en conciliar el sueño. ¡A cuántas tristes consideraciones se presta este caso! Mientras la turbamulta de los sarrienses desprovistos de ingenio, de ilustración y de ánimo, dormía a pierna suelta, aquel hombre benemérito se revolcaba en su cama como en lecho de espinas, sin lograr las caricias del sueño reparador.
Palabra del Dia
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