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¿Y por qué te ha pegado tu madrina? preguntaba Fray Diego mientras caminaban despacito para acomodarse al paso de la niña. Porque estaba jugando con los pastores. ¡Los pastores!... ¿Pero los pastores de don Pedro vienen a dormir a casa? , señor; duermen en la caja de cartón. A ver, a ver, chica, ¿qué estas diciendo ahí? profirió el capellán deteniéndose.

CAFARELES. Para estos pastelitos hay que hacer a mano todo el batido; se baten mucho una docena de huevos y se dejan de batir; se va incorporando medio kilo de azúcar; cuando se nota que está bien deshecho, se añade poco a poco medio kilo de aceite; después que todo esté bien mezclado se echa una gaseosa Armisén, primero el papel amarillo y después el blanco, y se ponen diez gramos de esencia de limón y seiscientos de harina, que se va uniendo despacito hasta que el batido quede muy esponjoso; se llenan de esta pasta unas cajitas de papel y se cuecen al horno; la cajita se llena hasta la mitad, porque crece mucho.

Cuando iba ya a tocarle en un hombro, Tirso se puso en pie, hizo ante el altar una lenta genuflexión, se persignó y salió despacito. Al verle llegar a la puerta, Pepe, que había vuelto a salir, le dijo, procurando no dar acritud a sus palabras: Pero, ¿ sabes la impaciencia con que estarán en casa?

BIZCOCHO PARA BANQUETE. Se baten doce claras a punto de nieve, y muy despacito se va incorporando unos ochocientos gramos de azúcar muy fino y cuatrocientos de harina buena; cuando esto está muy trabajado se mezclan las doce yemas, que se habrán batido aparte. Se unta un molde grande con mantequilla, y se cuece al horno.

143 Estaba de centinela y por causa del peludo verme más claro no pudo, y esa jue la culpa toda: el bruto se asustó al ñudo y fi el pavo de la boda. 144 Cuando me vido acercar: quién vivore-? Preguntó; ¿qué víboras?, Dije yo. ¡Ha garto!, Me pegó el grito, y yo dije despacito: ¡más lagarto serás vos!

Ya los médicos se despedían, andando despacito con la señora a lo largo del corredor, cuando Salvador, vuelto hacia Carmen, que se quedaba sola, le dijo: No sentirías tanto mi muerte como la de Julio.... ¡Tu muerte! exclamó ella.