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Actualizado: 26 de junio de 2025


Les miro sin intención ninguna, ¡bien puede usted creerme! Con la sonrisa de vanidad triunfante que contraía su boca desdentada, Maripepa estaba tan horrible que don Félix necesitó volver la cara y proseguir rápidamente su camino para no soltar la carcajada. En esta disposición alegrísima llegó á su casa.

Vicenta, la vieja criada del tío, fue quien abrió la reja que obstruía la escalera. Juanito era el único pariente del señor a quien toleraba la vieja sirvienta. Le saludó con una sonrisa de su boca obscura y desdentada, y como de costumbre, no preguntó por su mamá ni sus hermanas. Aborrecía a aquellos parientes del amo, sabiendo la poca estima en que éste los tenía.

Dejose caer aletargada sobre las fundas, respirando trabajosamente, casi convulsa. Ana se sintió iluminada por una idea feliz. Tomó el muñeco vivo, y sin decir palabra, lo acostó con su madre, arrimándolo al seno, que el angelito buscó a tientas, a hocicadas, con su boca de seda, desdentada, húmeda y suave.

Guárdatela le dijo para la desdentada de tu mujer, que se contentará con eso. Vidita, no he podido más y cálmate, que mi señora no tiene nada que ver en nuestras diferencias. ¡Qué difiriencias, si siempre es lo mismo; yo pedir y negar! Ya lucirán días mejores. Pues entonces vienes, galán. Vamos, fierecilla, no seas tan brava, que tu Quintín es capaz de vender el alma al diablo por complacerte.

Pero, sin pensarlo, daba una intención lúbrica y cínica a su mirada, como una meretriz de calleja, que anuncia su triste comercio con los ojos, sin que la policía pueda reivindicar los derechos de la moral pública. La boca muy abierta y desdentada seguía a su manera los aspavientos de los ojos; y Celedonio en su expresión de humildad beatífica pasaba del feo tolerable al feo asqueroso.

Y la boca desdentada del marino seguía cantando las proezas de otros tiempos, como si datasen de ayer, como si las hubiese presenciado, como si de pronto fuesen a flamear sobre aquella tierra envuelta en la obscuridad las llamaradas de las torres atalayas anunciando un desembarco de enemigos.

Era un vecino, sin duda, puesto que venía con cilíndrico gorrete de andar por casa, muy cochambroso por cierto; nariz minúscula y erisipelosa; antiparras cuadradas; color amarilla; boca circular, desdentada, negra, honda como una sima.

Palabra del Dia

rigoleto

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