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Contrariado por su descubrimiento, fué aproximándose para saludar á la Torrebianca. Luego invitó á Watson, con ademanes y palabras en voz baja, á que se fuese con él; pero el joven fingía no entenderle.

Esta catástrofe dilo Maltrana metió algún ruido, porque entre los aventureros iba el hijo único de Lope de Vega, mozo poeta deseoso de seguir una de las seis carreras de los hidalgos de entonces. Pero ocurrían con mucha frecuencia estos naufragios por imprevisión o por audacia, sin que de ellos quedase noticia alguna... ¡Si este mar pudiese contarnos todos los dramas ignorados del descubrimiento!

Todo esto vale e importa muchísimo, pero importa y vale muy poco cuando se compara al transfigurado renacimiento del mundo antiguo y al descubrimiento del nuevo mundo.

No a todos los hombres les es dado hacer un descubrimiento como el suyo. Años ocupó para resolver el problema, cualquiera que fuese; pero no podemos dudar, ni por un momento, que consiguió su objeto. Y el beneficio que sacó fue de más de un millón de libras esterlinas agregué yo. Más bien dos, calculando por lo bajo.

Dos Relaciones hechas al mismo Hernan Cortès, por Pedro de Alvarado, refiriendole sus Expediciones, y Conquistas en varias Provincias de aquel Reyno. Otra Relacion hecha al mismo Hernan Cortès, por Diego de Godoy, que trata del descubrimiento de diversas Ciudades, y Provincias, y guerras que tuvo con los Indios.

Conquistaron Granada y arrojaron a los infieles que nos tuvieron siete siglos en la barbarie. Después vino el descubrimiento de América. ¿Quién podía hacer eso? Nosotros y nadie más que nosotros: aquella buena reina que empeñaba sus joyas para que el bendito Colón realizara su viaje.

Algo de eso lo había leído él, y no le causaba escándalo el premio solicitado. Lo que llamaba su atención era que en todo el descubrimiento de América únicamente se le hubiese ocurrido solicitar tal merced al primer explorador del río en cuyas riberas había de nacer años adelante la ciudad de Buenos Aires.

Como quiera que, por lo general, se tiene una idea muy vaga de la gran importancia que reviste esta pequeña república, el súbito descubrimiento de lo inesperado duplica, como es natural, el deleite que produce una visita a ella.

Había muerto súbitamente; y su descendencia residía allá en la miseria, en una choza vil. Este descubrimiento, ciertamente, no fué debido a la burocracia imperial; lo hizo un astrólogo del templo de Faguas, que durante veinte noches hojeó en el cielo el luminoso archivo de los astros. ¡Teodoro, ese mandarín es su hombre! exclamó Camilloff.

Puesto que a la cara del mundo no le puedo decir que soy su padre, ¿a qué inquietar su inocencia con el descubrimiento de una pérfida acción que cometí?... Quiero que mi memoria le acompañe dulce y serena, como la vida que ha disfrutado junto a .