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Actualizado: 2 de julio de 2025
Águeda dice que no venderá el celemín por menos de dos reales, y Toribio cree que pueden venderse por catorce ó quince cuartos. El padre y la madre, cada uno por su parte, dan sus órdenes á Mencigüela acerca del precio, á que ha de vender las futuras aceitunas, y ella promete á ambos cumplirlas. Así se enciende la cólera de ambos y la descargan en ella á dicterios y golpes.
Ni les intimida el número, Ni el morir les causa miedo; Con sables hechos pedazos Sus ojos despiden fuego, Está abollado el morrion Y sangre vierten sus miembros, Ruge el plomo en sus cabezas Y retiembla el pavimento; Pero ellos imperturbables En medio del entrevero, Sueltan la rienda al caballo, Descargan golpes tremendos; Y ante su diestra valiente Llenos de susto los siervos, Bajan la mústia cabeza, Abren un ancho sendero; Y allí donde el clarin Resuenan los tristes ecos Llenos de sangre y de polvo Júntanse los coraceros.
Cuando uno cae herido, lo llevan al hospital y allí se está tres ó cuatro meses como un canónigo, tomando buenos caldos y platicando con algún compañero, mientras los demás andan con la lengua fuera de aquí para allá, unas veces comiendo mal y otras veces sin comer, al sol cuando lo hace y al agua cuando cae... También tienen sus raticos buenos, no vaya usted á creerse; cuando uno va á atacar una trinchera, pongo por caso, y suena la corneta en medio del silencio, y se descargan los primeros tiros, y se huele el humo de la pólvora, y sin verlo, porque el humo lo tapa, se escucha la voz ronca del oficial que grita: «Adelante, muchachos»; y se sube, se sube hasta encaramarse sobre la trinchera, salpicados de sangre, entre los quejidos de los que caen, los gritos de los que suben y el choque de las bayonetas, aunque parezca mentira, siente uno unas cosquillas que corren por todo el cuerpo y le hacen gozar... Hay momentos que no se cambiarían por muchos años de buena vida, señorita...
Cuando el viage es feliz se descargan dos veces las carretas en la provincia de Santiago, una tercera vez en Tucuman, y muy pocas son las tropas que llegan á su destino sin que se le vuelque algun carro, cuyos accidentes, ordinarios ó fortuitos, ocasionan crecidos gastos, trabajos y quebrantos.
Vá escondido por entre peñas quebradas, y se estrecha en un canal profundo y angosto, hasta que finalmente se manifiesta otra vez con grande y rápida corriente algo mas arriba de Valdivia, pero al lado opuesto de la Cordillera. A poca distancia de su aparicion se descargan en él muchos rios, algunos grandes que vienen de la Cordillera, y entran principalmente en el norte de ellas.
Dejemos ya al gran monumento de la civilizacion arábigo-hispana, tal como acabamos de describirlo, dormir un sueño secular, mientras ruedan por encima de su espaciosa techumbre las tormentosas nubes de las revoluciones, que, preñadas de calamidades, descargan sobre la hermosa y desventurada reina del Guadalquivir.
Los escritores de este tiempo acusan con frecuencia de lascivos al Zapateado, Polvillo, Canario, Guineo, Hermano Bartolo, Juan Redondo; á La Pipironda, Gallarda, Japona, Perra Mora, Gorrona, etc., y descargan especialmente sus iras en La Zarabanda, La Chacona y El Escarramán, tres bailes muy aplaudidos, aunque indecentes á lo sumo, repetidos en todos los teatros de España en la segunda mitad del siglo XVI, y causa principal de los anatemas de los rigoristas contra los espectáculos teatrales.
Suben con sus canoas los portugueses, hasta que no pueden navegar mas por el rio Pardo: allí descargan los géneros, y para pasar dos leguas de cordillera, que hay desde el Pardo hasta el rio Camapoan, transportan embarcaciones y carga en las carretas de un portuguez que para esto se pobló en aquella cordillera, y tiene su interes en el transporte de dichas canoas.
Esta averiguacion y exámen no se debe hacer en faluas ni pequeñas embarcaciones de quilla, mas sí en canoas, porque encontrando estas obstáculos en el rio, se sirgan con facilidad, pasándolas por encima de los arrecifes, y si encuentran saltos, se descargan y arrastran por tierra hasta vencer las dificultades en donde se vuelve á cargar; lo que no se puede practicar con embarcaciones de quilla.
Palabra del Dia
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