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Actualizado: 20 de junio de 2025


Y con el trato frecuente que las dos señoras tenían, doña Silvia llegó también a ejercer gran influencia sobre su amiga, imprimiendo en esta algunos rasgos de su fisonomía moral. Era hombruna, descarada y cuando se ponía en jarras hacía temblar a medio mundo. Más de una vez aguardó en la calle a un acreedor, con acecho de asesino apostado, para insultarle sin piedad delante de la gente que pasaba.

Sabía por experiencia la señora de Jáuregui que en los ataques fuertes de su sobrino, Ballester era la única persona que le hacía entrar en razón, desplegando ante él, ya la burla descarada, ya la autoridad seca y hasta cruel.

¡Soy inocente, señora, os lo juro! La condesa se echó a reír. ¡Un juramento! exclamó la condesa . ¿Qué significa eso en los labios de una infidente descarada? ¿No os di orden de que no perdierais un solo instante de vista a Elena? En efecto, señora, en eso falté a vuestras órdenes.

Aunque desarrapado, sucio y mocoso, el chiquitín parecía un angelito. Muchos lores ingleses hubieran dado sus bosques de Escocia y sus rentas de la India por ser padres de un muñeco como aquél. La chiquilla tenía trazas de descarada.

No puede negarse que tiene una aguja muy hábil, observó una de las espectadoras; pero dudo mucho que exista otra mujer que haya ideado una manera tan descarada de hacer patente su habilidad. ¿Á qué equivale esto, comadres, sino á burlarse de nuestros piadosos magistrados, y vanagloriarse de lo que esos dignos caballeros creyeron que sería un castigo?

El cuerpo se iba pareciendo al de una vaca que se pusiera en dos pies. En cuanto vio venir a su sobrina, cogió de encima de la mesilla una llave enorme, que parecía la llave de un castillo, y alargándosela le dijo que subiera a la casa si quería. Las otras dos tiorras miraron a la joven con descarada curiosidad. A una de ellas la conocía Fortunata, a la otra no.

Si esta lamida, si esta descarada, No diera la ocasion, no se atreviera Aurelio á ansi abrazarla estrechamente.

Vivía á pupilo en casa de los padres de la Charanga, una moza guapetona y descarada que llevaba revuelta á la chavalería de Gallarta, prefiriendo entre todos al hijo de un licenciado de presidio, un rebelde que iba de una á otra cantera despedido siempre por su insolencia, y que, en los bailes del domingo, llamaba la atención por su faja de guapo arrollada desde el pecho hasta las ingles, con un arsenal de armas oculto.

Abrir la puerta, que esta mentira no cabe en la habitación. ¡Así Dios me salve y me la gloria como es verdad! clamó el hocico de ratón, poniendo el semblante más compungido del mundo . ¡Era, con perdón, la descarada de la liebre, que brincó por riba de y me tiró patas arriba! La aclaración produjo verdadero delirio.

El domingo, dia de silencio y de recojimiento, en el que todo está cerrado, en el que no hay espectáculos, en el que á nada puede jugarse en los cafés, ese dia he visto en los jardines de Cremorne-Gardens la procacidad la mas descarada: en ese mismo sitio de recreo no habia música ni habia baile porque era domingo, pero no es ménos cierto, que á pesar de la religiosidad oficial, las mujeres públicas paseaban á centenares, ofendiendo escandalosamente la moral pública.

Palabra del Dia

vorsado

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