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Actualizado: 16 de julio de 2025
Oí contar en la tarde de aquel mismo día a un soldado de los tiradores de Utrera, presente en aquel lance, que los franceses, en su mayor parte militares viejos, cargaron a la bayoneta con furia sublime, que producía en los nuestros, además del desastre físico, una gran inferioridad moral.
En vano el alcalde y el gobernador que habían escapado al desastre, trataban de restablecer el orden: ni siquiera podían conseguir hacerse oír, ya que eran algunos millares de seres magullados o aplastados los que aullaban a la vez. Las autoridades estaban ya invocando a los últimos santos del calendario, cuando aquel inmenso montón de hombres se disipó como por encanto.
Mas héte aquí que el Sábado Santo, al pasar el enamorado por las gradas de la Catedral, vió salir de la Basílica á la hermosa posadera, que acababa de oir la misa mayor, y lo mismo fué verla se dirigió como un rayo á la mujer, que, asustada de la actitud de don Bernardo, volvió á entrar en la iglesia, temiendo algún desastre.
Todos son útiles para cada uno, y cada uno para todos. El pastor que va á los pastos altos á guardar los rebaños de la comunidad, no es el menos necesario á la prosperidad general. Cuando ocurre un desastre, ayúdanse todos mutuamente para enmendar el daño. Si el alud se ha desplomado sobre algunas cabañas, todos trabajan en el desescombro.
Sí, sí, ahora comprendía; temía que ella no tuviese dote, y tomaba sus precauciones. Había sabido, sin duda alguna, que el desastre del banco Raynaud, perjudicaba a la cristalería.
Para el desastre hay que oponer el alma; a la indigencia abrir nuestro tesoro, y ahora que alumbra, en calma, el sol, los restos de aquel toro de oro que adoraba el taaleño como Israel el becerro en los vastos desiertos, lloremos por los muertos, por el hombre, el águila y el perro. También lloró el volcán.
Nuestra historia hace dos siglos no contiene más que muertes heroicas. «Gloriosa derrota de tal parte.» «Heroico desastre de tal otra.» Por tierra y por mar hemos causado estupefacción en el mundo, arrojándonos con los ojos cerrados en el peligro, presentando la cabeza sin huir, con el estoicismo del chino.
Se apartaron, y a boca de jarro, Jacinto soltó la palabrita: No puede ser, no puede ser y no puede ser; el mes que viene quizá, pero hoy no, no y no. Sacudía la cabeza a cada negativa. La liquidación de mayo es un desastre general; no habrá uno que se salve de la volteada: ¡hasta Schlingen quiebra, dicen! ¿qué puedo yo hacer?
Los griegos, con sus ideas religiosas que los impulsaban a la personificación de todos los elementos, consideraban un sacrilegio el solo intento de modificar los aspectos del mundo conocido, y Esquilo atribuye el desastre de Jerjes a la venganza divina, por la altiva manera con que el monarca persa trató al Helesponto.
Conocíase una parte del desastre: lo que de él habían presenciado los pescadores de tres lanchas, únicas que hasta aquella hora habían logrado volver al puerto. Citábanse nombres y se pintaban escenas de horror y de heroísmo.
Palabra del Dia
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