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Actualizado: 3 de junio de 2025
Desde el momento en que se acepta el servicio por parte de la familia de la dalaga, se abren dos listas, una que lleva el padre de aquella y otra el pretendiente, consignándose en ellas el importe de todo cuanta gasta en obsequios, sean de la clase que quieran. Los trabajos también tienen su tarifa, abonándose en cuenta dos reales por los servicios de noche, y uno los de día.
El distintivo culminante en la taga-bayan, es el orgullo con que llevan y mantienen su jerarquía. Una intrusión de una dalaga de segunda, ó tercera clase, en las fronteras de la sangre celeste, produciría una verdadera revolución femenina.
Una dalaga que tenga la desgracia pues de tal debe calificarse, de aceptar amores con uno que no sea su paisano, tiene que sufrir todo género de tormentos para llegar á realizar su enlace. La raza tayabense es en el Oriente, la guardadora de las tradiciones jitanas. El jitano no se casa sino con jitana, lo mismo que el tayabense no lo hace, salvas pocas excepciones, si no con tayabense.
Cuéntase, por más que cuento no sea, que años ya muy pasados, un alto funcionario, animado de nuestros mismos deseos de ver el volcán, llegó al pueblo de Talisay. Por aquel entonces, la hoy vieja Ramona era una hermosa dalaga, de ojos de fuego, lustroso y largo pelo, y dulce y meloso hablar. Joven y hermosa, había amado casi niña, y casi niña fué madre.
Consagrado ahora al periodismo, es redactor del diario filipino "La Vanguardia". Adora a Rubén y Villaespesa. Romántica dalaga que lloras, dolorida, con tu alma de azucena, sin luz, desfallecida, en medio de la senda de la desolación. Del astro de tu angustia suprema a los reflejos, bardo de ensoñaciones, vengo a tí, de muy lejos, con la lira enlutada y triste el corazón.
A los ocho ó quince días de la entrega del habilin, se prepara otra cena, previo aviso á todos los parientes de una y otra parte, y si á la conclusión de aquella devuelve el padre de la dalaga al amang-cruz las dos monedas, es señal de calabazas en redondo; si no hay devolución, el pretendiente pasa á ser novio oficial.
De no aceptarse al novio, se le entrega el importe del servicio, el cual se le carga en cuenta al nuevo pretendiente que tenga la dalaga, de modo que el pamimianan no es ni más ni menos que un préstamo que se hace al padre, con la garantía de la hija.
Cargadores chinos provistos de resistentes pingas, pesados cascos repletos de abacá; paraos, bancas y botes llenos de mercancías que la exportación de las provincias del Norte, de China y del Japón traen al mercado de Manila, es lo que compone el cuadro hasta los límites, en que el modesto Binondo confunde sus aguas en las caudalosas del que nace en la extensa Laguna de Bay, entre la salvaje poesía que despiertan los panoramas que presentan el Castillo de flores, el Pecho de Dalaga, los Tanques de Paquil y las bellezas del Talim.
¿Quién fué Hasay? ¿Cuál fué su vida? ¿Cuál su historia? Poco más ó menos, procuraré recordar lo que en lenguaje natural y verídico me contó mi buena y bellísima amiga. Hasay, era allá por los años de 1845, una hermosa dalaga que contaba unos quince, desde que su madre, india en toda su pureza, lanzó el último aliento al arrancar de sus entrañas un pedazo de su alma en su hija Hasay.
Ya la cándida Pupen no era la morena dalaga de gustos sencillos, sino la orgullosa señora que presentía hasta la blancura de su cara ante la brocha del colorete.
Palabra del Dia
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