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Actualizado: 24 de julio de 2025
¿Qué procedimiento ha seguido y sigue el General Brooks en Cuba? ¿No siguen hasta ahora armados los cubanos, sin embargo, de estarse tratando de la paz y del porvenir de aquella isla? Y ¿somos por ventura menos dignos, que aquellos revolucionarios, de la libertad y de la Independencia?
Clarence King para desear que Cuba no sea española, es que Cuba es un paraíso muy fecundo y que en otras manos más trabajadoras y hábiles produciría mucho más. Este argumento, no obstante, no vale nada en favor de los cubanos. Es probable, es casi seguro que si los dejásemos en libertad, Cuba no prosperaría más de lo que hoy prospera.
Y menos culpa nuestra es aún que, en 1823, así los peninsulares como los cubanos, perdiésemos de nuevo las mencionadas libertades, por obra de los cien mil hijos de San Luis, sostenidos moralmente por la Santa Alianza, ó sea por Rusia, Prusia y Austria, con el beneplácito sin duda de la libre Inglaterra.
Yo infiero de todo, empezando por conceder que en la administración de Cuba hay desórden y despilfarro, necesitados de enmienda, ó que la corrupción no es tan enorme como se dice, ó que son cubanos interesados y poco escrupulosos los que la fomentan, más en detrimento del Tesoro de la Metrópoli que en detrimento de la prosperidad de la isla.
También digo yo exclamó D. Valentín lo mismo que decía usted hace poco cuando me oyó hablar de la imitación de Agatocles: todo eso me parecería muy bien si para dejarme frío no acudiese á mi mente esta frase proverbial: tú que no puedes, llévame á cuestas. ¿Cómo quiere usted que paguen nada los cubanos libres?
Todos, sin una sola excepción, se han conducido con heroismo, y especialmente los pertenecientes á la raza de color. A estos había que refrenarlos, pues arrastrados por su ardor, querían á cada instante lanzarse á la bayoneta sobre las posiciones enemigas, para castigar con sus propias manos á los malos cubanos que han levantado la maldita bandera del racismo.
De Vuelta Grande a Dos Ríos había poco más de una legua. Los soldados cubanos, entusiasmados por las arengas que acababan de oír, a vuelo de caballo se ponen frente a los contrarios. En breves momentos el combate se generaliza; la atmósfera se preña de humo y olor a pólvora; el aire es épico.
Como quiera que ello sea, pues sería muy largo discutirlo aquí, vuelvo á la cuestión de Cuba. Hoy que tenemos libertad, los cubanos la tienen también como nosotros. Sus senadores y sus diputados toman asiento en nuestras Cortes. Allí defienden sus intereses, allí piden reformas, allí concurren á legislar con los demás representantes del pueblo, y aun son más considerados y atendidos.
Contra estos aventureros y aun contra todo el poder de los yankees que los protegen debemos luchar, ya que es inevitable la lucha. Confieso dijo entonces D. Prudencio que me hace bastante fuerza eso de que no debemos abandonar á los cubanos fieles y pacíficos. Por eso vacilo yo.
En México, tierra ancha y generosa en la que los cubanos han hallado siempre alegría y calor de propio hogar, lo recibieron con marcadas demostraciones de aprecio. A poco de estar Martí entre los mexicanos, era altamente conocido y admirado como periodista, profesor, dramaturgo, orador y poeta.
Palabra del Dia
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