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Actualizado: 20 de noviembre de 2025
Todo el resto, documentos, testimonios y dogmas, es secundario. No hay sino robustecer y exaltar el elemento espiritual de nuestro ser. Tal es el deber religioso primordial y único. El cristianismo enriqueció la historia de la conciencia humana con un acto de creación: la creación del espíritu. El espíritu es algo más fino y elevado que el alma. Los egipcios creían ya en el alma.
El cristianismo eclesiástico, nacido en tiempos bárbaros, con suplicios eternos y dichas perpetuas, y por esto diabólico y divino a la vez, mitad bárbaro y mitad sublime, es directamente asimilable hasta por los salvajes en lo que tiene de salvaje; pero en lo que tiene de sublime sólo por los espíritus elevados, o por los temperamentos excepcionalmente buenos, que aparecen aun entre los completamente bárbaros.
Es un modo propio, personal, único, de entender e interpretar la mitología, donde hay algo análogo al sarcasmo y la burla, que pudiera ocurrírsele a un pintor pagano para expresar ridiculizándolo un episodio sagrado al cristianismo.
Un gobierno me quita el CRISTIANISMO Y EL PROGRESO; Dios, que es más providente, más justo, más caritativo y más grande que todos los gobiernos reunidos, me abrirá camino por otro lado. Esta duda desola á mi mujer. ¿Qué harémos? me dice. No te aflijas, le contesto yo.
Nada importa que haya ordenado: «No matarás» y que su hijo dijese en la tierra: «Bienaventurados los pacíficos.» El cristianismo, según los sacerdotes alemanes de todas las confesiones, sólo puede influir en el mejoramiento individual de los hombres y no debe inmiscuirse en la vida del Estado.
Esto hacian ya que les era impedido comunicarse de otro modo, porque como los inquisidores vencian en crueldad á Diocleciano, á Neron, i á los demás emperadores que fueron azote del cristianismo, no dejaban á los reos verse mas que en la hora del suplicio, i hablarse en ningun tiempo.
Me acordé de que en sus famosas saturnales los romanos trocaban los papeles y que los esclavos podían decir la verdad a sus amos. Costumbre humilde, digna del cristianismo. Miré a mi criado y dije para mí: esta noche me dirás la verdad. Saqué de mi gaveta unas monedas: tenían el busto de los monarcas de España. Cualquiera diría que eran retratos; sin embargo eran artículos de periódico.
Estos detalles anteriores son necesarios para que sepan los lectores todo lo ocurrido en la aventura de Luisa. Estábamos cerca del Palacio Real, y aún no nos habiamos decidido. Entonces hice alto, y detuve á mi preocupada compañera; preocupada, no tanto por la jóven vestida de negro, como por la recogida del CRISTIANISMO.
Las diversas estaciones del año se ofrecen como representantes de la división peculiar de las cosas terrestres, de la ciega discordia, que se bosqueja en el mundo de los fenómenos, y al fin aparece Dios, hecho hombre, como principio de la conciliación y del amor, á quien han de rendir homenaje todos los poderes, que en el mundo luchan entre sí, y evocándose también á la antigua mitología para celebrar el cristianismo.
El seminarista español se indignaba contra su antigua fe con toda la fogosidad de un temperamento vehemente. ¡Y él había podido creer en todo aquello, considerándolo el resumen de la humana sabiduría! El cristianismo desempeñaba un papel beneficioso en un período de la infancia de la humanidad.
Palabra del Dia
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