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Actualizado: 15 de junio de 2025
El éxito de los esfuerzos de La Huerta hubo, pues, de ser muy escaso bajo el imperio de las circunstancias indicadas: su táctica estaba mal calculada; no dió en el blanco á que se dirigía, y no creemos, por tanto, exagerar demasiado, si decimos que su obra no ha tenido ninguna influencia en la suerte futura reservada al teatro español.
Creemos inútil advertir, que no es posible encontrar en las obras de Gil Vicente la profundidad de pensamiento y el fervor religioso, que caracterizan á los maravillosos autos de Calderón, y que hacen de ellos las producciones dramáticas más importantes que ha dado á luz el misticismo cristiano.
Lo mismo Gloria que yo, creemos que doña Tula se opone aún más que don Oscar... Y vuelta a explicárselo otra vez con pelos y señales. Luego entendió que lo que yo deseaba era que fuese a pedir por mí la mano de Gloria a su madre, y le pareció grave. No, señor conde; lo único que solicito de usted es que hable con su prima y procure suavemente vencer su resistencia.
Por lo demás, fuera de aquella maligna intención para herir en lo vivo a las personas, en lo cual podía competir y aun creemos que aventajaba a María Josefa, era un ser útil y servicial. Su malignidad, al cabo de todo, era resultado de la que a él se le mostraba. Sus habilidades muchas y varias. Trabajaba el punto de crochet que daba gloria. Las colchas que él hacía no tenían rival en Lancia.
Se ha empleado la belladona como preservativa de la rabia, y nosotros creemos tener hechos que lo prueban.
Pensamos demasiado en nuestra debilidad y acabamos por padecerla; creemos que se nos va la cabeza, que nos duele el corazón y que se nos vicia la sangre, y de tanto decirlo y pensarlo nos vemos agobiados de crueles sufrimientos.
Las pasiones que nosotros creemos que sólo en el hombre alientan, alientan también en toda la Naturaleza. Todo vive, ama, goza, sufre, perece. El ácido y la base se estrechan en la sal; el cilandro ama al anís; el hombre ansía las bellas criaturas que palpitan de amor entre sus brazos. Las sociedades animales son tan interesantes como las sociedades humanas.
Cicer. pro. La grandeza de la cosa es de suma consideracion, porque facilmente creemos aquello que observamos cada dia, y en las cosas fáciles de acontecer no necesitamos de grandes testigos.
A lo cual todavía puede añadirse que, formulada en esos términos la cuestión, envuelve una verdadera logomaquia, a lo menos para las gentes, todavía muy numerosas, que creemos en alguna metafísica, y afirmamos la existencia de algo superior a lo fenomenal, relativo y transitorio.
Viendo á todas llorar, la capitana babae prorrumpió en una carcajada, al par que las decía: Vamos, muchachas, no hay tiempo que perder; mañana llegará á las once. ¡Qué soberano contará en sus crónicas que todo un pueblo ha llorado ante la idea de no verle! Creemos que ninguno.
Palabra del Dia
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