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Actualizado: 2 de junio de 2025


No hay falta, por grande que sea, que no pueda corregirse dijo Salomé, mirando con sublime protección al desdichado Lázaro, á quien parecieron aquellas palabras el colmo de la generosidad. Efectivamente dijo Paz en tono de enfática indulgencia. Hay faltas tan enormes, que por su misma enormidad necesitan indulgencia.

Toda la vida había sido, en achaque de mujeres, ardiente, voraz. En vez de corregirse con los años, esta afición fué creciendo hasta dar en una manía repugnante. Era notoria en Madrid. Sabíase que para satisfacerla, después que había llegado a la opulencia, tuvo mil extraños caprichos que pagó con enormes caudales.

Bien me lo figuraba yo, á pesar de lo que decía mi sobrina, que es una santa, y se empeñaba, guiada por su buen corazón, en que esa muchacha se iba á corregir. ¿Cómo puede corregirse un monstruo semejante? ¡Qué deshonra, qué vilipendio! ¡Ay! yo no sirvo para estos casos; me confundo, me descompongo y no puedo tomar ninguna determinación.

En ninguno de los dos casos, yo, como optimista, veo el mal sin remedio. Una nación, lo mismo que un individuo, aunque esté decaída y degradada, puede corregirse, hacer penitencia, sufrir la dura disciplina del infortunio, regenerarse al cabo y volver á ser grande; pero esta transformación dichosa será muy lenta y tardía.

Muchas referencias ayudan á la persuasión de no haberse construído camarotes para oficiales hasta muy adelantado el siglo XVI, y esto sin autorización, por corruptela que hubo de corregirse varias veces antes que en la ordenanzas de 1613 se mandara terminantemente «que no haya camarotes en la popa arriba, más que una chopa para el piloto». En otra ordenanza de 1678 se ordenaba todavía que no hubiera en galeras más que dos taburetes, seis sillas de tijera y una mesa y que ninguna persona de guerra ó mar embarcara más de una caja de las dimensiones dichas y un trasportín, bajo pena de pérdida de los objetos.

Es el caso que difícilmente podrá hacer cosa buena en la Corte, porque tiene muy mala letra y no le luce lo que sabe. Siento mucho tener que revelar esta flaqueza suya; pero antes que nada es mi conciencia, y por todo el oro del mundo no ocultaría sus defectos. Creo, sin embargo, que con un buen maestro, como los hay en la Corte, podrá corregirse si se aplica.

Palabra del Dia

rigoleto

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