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Actualizado: 27 de octubre de 2025


¡Cuándo llegaré yo a este estado de bienaventuranza, Señor! murmuraba Julián poniendo una señal en el libro . Había oído algunas veces que Dios concede lo que se le pide mentalmente en el acto de consagrar la hostia, y con muchas veras le pedía llegar al punto de que su cruz.... No, la de la pobre señorita, le fuese dulce y gustosa, como decía Kempis....

Sólo una inteligencia maravillosamente perspicua unida a larga y aprovechada experiencia, sólo un espíritu refinado podía penetrar tan hondamente en el secreto conflicto que la resistencia de Esperanza a consagrar su corazón a Ramoncito, había creado. Al mismo tiempo era el único que podía darle una solución satisfactoria.

Una vez realizado este plan, surgirían inmediatamente nuevos intereses y á la vez un nuevo objeto á que consagrar su energía, tenebrosa, es verdad, y acaso criminal, pero de incentivo bastante absorbente para que dedicara á su realización toda la fuerza de sus facultades.

Mi aprendizaje con el sargento Gómez lo hice pronto, y sus observaciones y los cuentos que me contaba son la materia principal de los pocos capítulos que voy a consagrar a la gente maleante con que teníamos que bregar y a la cual recién más adelante conocí, cuando, colocado ya en altura mayor que la de simple agente de pesquisas, me fue dado penetrar en las profundidades de nuestro organismo social, estudiando casos particulares.

Y en alta voz: «Ángel, ; pero es preciso, hija mía, confesar la fe de Cristo, consagrar a ella nuestros últimos pensamientos y pedirle con el corazón que nos perdone. Es tan bueno, tan bueno, que no niega su amparo a ningún pecador que se llegue a

Desengañado y hambriento, hube de consagrar en Toledo todo mi culto gastronómico á las ricas naranjas valencianas y el atrevido Valdepeñas. Apesar de algunas impresiones desagradables, Toledo me habia complacido mucho por sus enseñanzas de carácter social, no ménos que por sus monumentos.

¡Oh! déjele venir exclamó Antoñita, aunque no sea más que para hacerse cargo del recibimiento que le hago y convencerse de que es muy difícil el tratar de desanimarle cuando persiste en sus visitas. ¿De veras? dijo Amaury. Juzgará usted mismo. ¿Cuándo? Desde mañana, el conde de Mengis y su esposa quieren consagrar a su pobre reclusa las tertulias de los martes, jueves y sábados.

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