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Actualizado: 7 de julio de 2025


Figúrate que aquí está nuestro ejército, compuesto de setenta mil hombres, cuyo inmenso frente ocupan todas las colinas de la izquierda, el camino y parte de la llanura que hay a la derecha.

Se siente una especie de vértigo al ver aparecer repentinamente y esconderse al instante entre nubes de niebla y humo, ó detras de algunas colinas cubiertas de quíntas, pequeñas villas en una serie que parece interminable.

Bien pronto el canónigo ve aparecer, a lo lejos, sobre las colinas, las sombras grises de los campesinos que se dirigen al Mercado Grande, junto a San Pedro. Comienza extenso rumor, cantos de corral, golpes de martillos en las bigornias, crujir de cerrojos, voces indefinidas. El sol acaba de asomar sobre el perfil de un collado.

La Borgoña es en realidad un inmenso viñedo, pues si sus redondas colinas interrumpen de trecho en trecho la llanura, donde quiera se ven las mismas hileras de cepas que la primavera cubrirá de verdura y el verano de generoso licor.

El misterio que para nosotros rodeaba al viejo molino, no envolvía á la gigantesca fábrica, situada bastante más abajo, en la llanura, donde el arroyo ha recibido ya á todos sus afluentes. La fábrica, desde luego, es una enorme construcción que, lejos de estar rodeada de árboles, se levanta en medio de un espacio desnudo casi á la altura de las colinas cercanas.

Tuvieron siempre á la vista una hilera de colinas, que empezando por el Cerrito Colorado siguen la direccion de la derrota, acercándose ó alejándose, que en el pais llaman Cerrillada, porque es lo que mas se eleva en el terreno de estas vecinas campañas, sin que por eso se excedan de la altura del Cerrito Colorado.

Las calles de la Marina eran nauseabundas; un olor infecto se escapaba de las casas; en el arroyo zumbaban enjambres de insectos, saltando de los charcos al sonar los pasos de un transeúnte. El recuerdo de las colinas inmediatas a su torre, perfumadas de plantas silvestres y olor salitroso de mar, parecía sonreír en su memoria con una dulzura idílica.

Allí, el terreno, careciendo de solidez y de humedad y aproximándose á las montañas rocallosas, pierde esa fertilidad de la gran llanura, y en vez de alimentar naranjos, moreras y trigos, se cubre de viñas dispersas sobre las colinas ó de olivos que entristecen la campiña con su tinta gris.

A nuestra derecha, la ribera opuesta á la escarpada, no presentaba sino una pequeña margen de pradera en declive, sobre la que algunas colinas cargadas de bosques, señalaban una franja de sombrío terciopelo. ¡A tierra, señor! dijo la criolla.

El Saona, que nace en las llanuras de Epinal, y viene del norte, engrosado con las aguas del Doubs, procedente de las montañas del Jura, y que se le une en Verdun, desciende por entre las colinas de Fourvières y Vaise; corta en dos porciones la ciudad de Lyon en la parte occidental, y va á reunirse al extremo meridional con el Ródano.

Palabra del Dia

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