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»Dicen que la sociedad camina a pasos de gigante a igualarse toda, a la desaparición de las clases; dicen que esos tabiques que separan a la humanidad en compartimientos, caen a golpes de martillo. Yo no lo creo. Siempre habrá clases.

La Revolución y el Código de Napoleón, por el establecimiento de principios nuevos y por la abolición del derecho de primogenitura, han dado a las jóvenes de las clases acomodadas una independencia real para permitirles vivir como les acomoda. De aquí se deduce...

Las palomas blancas, las aves marinas en su diversidad de clases, las agachonas, el tordo, y los carpinteros completan el viviente mundo de la región de las nubes. Cuanto define y compone la belleza, tiene allí su rasgo característico, su estigma que la distingue y señala.

¿Es posible que nadie sepa aquí ocupar su puesto? ¿Hay tal confusión de clases y personas? ¿Para qué cansarme en enumerar los demás casos de este género que en aquel bendito día nos sucedieron? Recapitule el lector cuántos de éstos le suceden al día y le están sucediendo siempre, y esos mismos nos sucedieron a nosotros.

Estaba la antesala atestada de damas de todas clases, de magos de todos colores, de jueces, mercaderes, oficiales y pedantes, que todos estaban quejosos del ministro.

A la Exposición de Filadelfia se mandaron varias clases de tejidos de fibras de diversas palmas, que de seguro llamarían la atención. La mujer que no teje, borda en oro, ó hace trabajos de abalorios, sedas, ó escamas de pescado. De estas últimas, adornadas de oro, regaló el pueblo de Lucban al general Alaminos en su visita del año de 1874, una preciosísima corona.

Conforme llenaba pliegos los iba coleccionando con mucho cuidado, y a cada legajo le ponía un letrero diciendo: Deuda Pública, o Clases Pasivas, Aduanas, Banco, Amillaramientos.

Una vez allanado, los poetas más instruídos no creyeron degradarse acudiendo á los elementos populares, y agradando al mismo tiempo al pueblo y á las clases más ilustradas; y así, pues, recorrieron la única senda que podía llevar el drama á su perfección, libre del exclusivismo, que lo embargara hasta entonces.

Todas las clases de la poblacion hallan cabida en los espaciosos patios del alcázar, donde junto al capuchon del jeque, se despliega el taylasan de la gente comun, luce la vistosa sobrevesta ó la limpia cota del soldado, y hace pardusco fondo el raido darwazah del mendigo.

Pocas personas conocían mejor que ellas la crónica elegante de París; les habían sido mostradas, en el teatro y en el bosque de Boloña, las más celebradas bellezas de todas las clases sociales; las habían llevado a presenciar las ventas de los mobiliarios más ricos, y disertaban de la manera más agradable sobre las esmeraldas de la señorita X... y las perlas de la señorita Z... La mayor, la señorita Irma Steimbourg, copiaba con verdadera pasión los trajes y sombreros de la señorita Fargueil; la menor, había enviado a uno de sus amigos a casa de la señorita Figeac para que le pidiese la dirección de su modista.