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Actualizado: 16 de junio de 2025


Mars, la intérprete feliz de Molière y de Marivaux; la Monvel, las hermanas Sainval, el célebre Dugazón, maestro de Talma; el gracioso Brunet, el solemne Grammont, que murió decapitado; Tiercelin... y otros muchos. Y los autores festivos entonces más en boga: Dorvigny, Martainville, Aude...

Dentro de pocos días preparaba una sorpresa a los sarrienses. Después de muchos trabajos, se consiguió que desembuchara. Estaba en tratos con el célebre Marabini, frenólogo, prestidigitador. Acaso el martes... , el martes o el miércoles podrían admirar sus habilidades en el teatro. Traía además cuadros disolventes y un lobo domesticado.

Era Gurdilo, el célebre jefe de la oposición al actual gobierno: una hembra alta, desprovista de carnes, con el cutis avellanado como si fuese de correa, y unos tendones gruesos y tirantes que se marcaban en el cuello, en los brazos y en las demás partes visibles de su cuerpo.

La América latina ha sido escasa en mentes colosales. El genio, como el célebre arbusto parlante de Sumatra, no se ha dado en América sino muy de tarde en tarde.

No obstante, continué luchando valerosamente...» Estas palabras, que atestiguan la noble abnegación del célebre comediante francés, no deben sorprendernos, porque ese heroísmo, que ha llenado la historia del teatro de anécdotas conmovedoras, es una flor de hidalguía que brota muy fácilmente en el impresionable y generoso corazón de los siervos de Téspis.

Distinguia al célebre poeta Abdallah ben Xamri, y á Yahye ben Hakem. Véase Conde, t. 1.º, cap. «Bajándole á su lecho, murió aquella misma noche, antes que acabase de consumir el fuego los cuerpos de los sagrados mártiresBravo, t. 1, p. 133. De estos pseudo-cristianos, cooperadores de la tiranía sarracénica, haremos mencion especial mas adelante, en el capitulo Córdoba mozárabe.

»Tal fue, Amaury, la entrevista que celebré con mi tío. Siempre que José viene a París, le pregunto por su amo, y como mi tío, para quien todo es indiferente, no le ha prohibido que responda a mis preguntas, me entero de lo que hace y cómo vive. »Todas las mañanas, sin preocuparse para nada del tiempo que pueda hacer, baja al cementerio para dar, según él dice, los buenos días a Magdalena.

«Ignoro proseguí vivamente, si nuestras leyes condenan o permiten semejante unión... Pero a mis ojos es valedera; porque delante de Dios, que me está escuchando, se celebre, o no, nuestro enlace, yo te miro ya como a mi esposo, como aquel a quien pertenecía... , Carlos; mi honor... es mi vida... y te amo más que a mi vida... porque, ya lo ves, te amo... ¡te pertenezco!

La buena señora perdía su habitual timidez al recordar a esta abuela, más célebre aún y digna de memoria que el ilustre alférez amigo de los reyes.

Otra, que espira dentro de una hoz formada en el llano de Hernan-Paez donde traza el Guadiato su última revuelta antes de salir brioso á la Campiña, se ilustra con el célebre santuario de Nuestra Señora de Villaviciosa y con el valle donde fueron bárbaramente inmolados los siete infantes de Lara.

Palabra del Dia

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