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Actualizado: 3 de noviembre de 2025
Es castellano de nacimiento y toda la villa le había visto llegar de su país con una mano atrás y otra adelante, como acostumbraban á decir los particulares de Vegalora á la hora de la murmuración.
Los creyentes, para acabar la eterna disputa, habían apelado al «juicio de Dios». El rey nombró el campeón de Roma, y los toledanos confiaron la defensa del rito gótico a la espada de Juan Ruiz, un castellano de orillas del Pisuerga.
Lo mejor, por consiguiente, es prescindir cuando se escribe, de tonillos y de malas pronunciaciones y hacer que todos hablen en castellano y como Dios manda. Si el personaje es andaluz de buena ley, ya lo conocerá el discreto lector por lo pintoresco de las imágenes y por el giro peculiar de las cláusulas y períodos.
Donde quiera se ven los malos frutos de una educacion viciosa y corruptora. La moralidad doméstica relativa de la España central no es efecto sino del viejo orgullo castellano y del aislamiento social; de ningún modo el resultado de las instituciones anteriores, que han hecho todo lo posible por corromper al pueblo.
Después vino al castillo á reñir con el Gobernador Olivera y el Castellano, exhortándoles lo mismo. Si los Oficiales tuvieran el ánimo y determinación deste clérigo, no viniéramos á lo que hemos venido. El Capitán Pedro y el Secretario Alarcón fueron en una barca á las galeras, donde llevaron agua y bizcocho y los remos y velas de una fragata.
El español nunca será lenguaje general en el pais, el pueblo nunca lo hablará porque para las concepciones de su cerebro y los sentimientos de su corazon no tiene frases ese idioma: cada pueblo tiene el suyo, como tiene su manera de sentir. ¿Qué vais á conseguir con el castellano, los pocos que lo habeis de hablar? ¡Matar vuestra originalidad, subordinar vuestros pensamientos á otros cerebros y en vez de haceros libres haceros verdaderamente esclavos!
¡Santorcaz! exclamó la dama, poniéndose encarnada y después pálida como una difunta. ¿Quién? ¿Quién has dicho? Don Luis de Santorcaz, señora; un caballero castellano que ha venido ahora de Francia. Amaranta parecía sentir una emoción profunda.
En algunos pueblos representan a las noches óperas o comedias truncadas, pero, como los representantes son indios, y los más de ellos muchachos, y no entienden lo que dicen ni pueden pronunciar bien el castellano, se les entiende poco y tienen poca gracia estas representaciones para los españoles y para ellos.
Estaba escrito en castellano y lo leía en valenciano, sin vacilación alguna, para mejor inteligencia de los oyentes. ¡Qué hombre!...
Una sonrisa sarcástica se dibujó en sus labios; aquella noche tenían ellos el banquete en la pansitería para celebrar la muerte de la Academia de Castellano. ¡Ay! suspiró; como los liberales en España sean cual los tenemos aquí, ¡dentro de poco la Madre Patria podrá contar el número de sus fieles!
Palabra del Dia
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