Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de julio de 2025


Y acudía a la memoria de la gente sencilla el recuerdo de los prodigios, aprendidos en la niñez sobre las faldas de la madre; las veces que en otros siglos había bastado asomar a San Bernardo a un callejón de la orilla, para que inmediatamente el río se fuera hacia abajo, desapareciendo como el agua de un cántaro que se rompe. El alcalde, fiel a la dinastía de los Brull, estaba perplejo.

Hizo que se vistiese a toda prisa, y dando orden a los criados para que tuviesen encendidas todas las luces de la casa a fin de engañar a los de afuera, salió con ella por la puerta de la cochera, que daba a un callejón solitario. Los acompañaba únicamente Manuel Antonio. Dirigiéronse por las calles más extraviadas a casa del Jubilado.

Sin embargo de la risa, sin temor al barro que debía de haber en la calle de Tras-la-cerca, que no estaba empedrada, se metió por un arco de la Plaza Nueva, entró en un callejón, después en otro y llegó al cabo a la calle a que daba la puerta del Parque.

Estaban en una calle céntrica, junto á la esquina de un callejón que formaba una cuesta de rellanos. Ella le empujó, y á los primeros pasos en la estrecha y obscura vía se abrazó á él, volviendo la espalda al movimiento y la luz de la gran calle para besarlo con aquel beso que hacía temblar las piernas del capitán.

Pasaron algunos minutos y hasta un cuarto de hora, y viendo los de la vela verde que se dilataba la ausencia, y que no contestaba á las voces que le dieron, penetraron en la habitación, viendo con sorpresa que el pájaro había volado por una ventana que se hallaba abierta y la cual daba á un callejón excusado y tortuoso.

En su imprevisión estratégica olvidaban que del otro lado, al extremo del callejón del Sol, existía un portillo, un lado débil, sobre el cual debería cargar el empuje del ataque. No estaba la generala en jefe para tales cálculos: cegada por la rabia, Amparo no pensaba sino en atravesar otra vez la misma puerta por donde la habían expulsado ¡oh rubor! cuatro soldados y un cabo.

Me parece que vienen por ese lado. ¡Jesús, esto es atroz! Si viene una bala perdida... Adiós, me voy; toma, chiquillo, encárgate de esto. Es muy fácil. Ahí está el convento. Mira, en aquel callejón está la puerta del torno. Entras, preguntas por la Srta. Inés, la novicia..., pues. Dices que vas de parte de la Sra.

Don Fermín estaba en ascuas. ¿Qué le importaba a él? Pues estaba en ascuas. Andaba a la ventura, sin saber a dónde ir. Se encontró a la puerta de su casa. Dio media vuelta y, seguro de que nadie le había visto, apretó el paso bajando por un callejón que conducía a la plazuela de Palacio, a la Corralada. «¡Mi madre! pensó. No se había acordado de ella en toda la tarde».

Doña Manuela marchaba por el estrecho callejón que formaban las huertanas, sentadas en silletas de esparto, teniendo en el regazo la mugrienta balanza, y sobre los cestos, colocados boca abajo, las frescas verduras.

Esta y Encarnación, que alzó en sus brazos a Riquín, se colocaron en la embocadura del callejón de San Ginés, lugar donde no era grande la aglomeración de gente, con la ventaja de una retirada segura en caso de corrida o apretujones. «Todavía es temprano.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando