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Porque les roba calórico. ¿Y de dónde procede este calórico? De la introducción del oxígeno en la sangre. ¿Sabes una cosa, Carlota? decía Presentación otra vez a su hermana. Margarita está enamorada del chico de Roda. Ella misma me lo confesó ayer. D. Pantaleón sonrió benévolamente. ¿Sabéis por qué está enamorada? ¿A que no? Toma, porque le gusta. Es un chico muy guapo.

No le hableis sobre el particular; si le hablais, vereis que el viejo se frota las manos y encoge los hombros en señal de conformidad religiosa; pero si penetráramos en su alma, veriamos que se frota las manos para despertar el calórico, ese calórico que parece ser en los ancianos la esencia íntima del deseo.

Estos hombres debian estar dotados de una existencia elemental como la tierra, como el agua, como el aire: debian ser luces á quienes bastara su natural calórico: debian vivir y conservarse por su propia virtud, de la misma manera que la esperanza vive y se conserva por virtud intrínseca y divina del deseo: debian vivir y conservarse en su espíritu, en su esencia, en esa misteriosa infusion de la mente hacedora, como el perfume de una flor vive y se conserva en los poros sutiles de sus tallos.

Tanto valdría llamar ojos de la tierra a las grietas que produce un volcán. Es el primer instrumento adherido siempre a los demás instrumentos. El hombre-líquido fluye, corre, varía de posición; vuela a ocupar el vacío, tiene ya mayor grado de calórico; serpentea de continuo encima del hombre-sólido, y le moja, le gasta, le corroe, le arrastra, le vuelca, le ahoga.

El hombre-líquido tiene un alma menos compacta, y en ella más grados de calórico, pero alma de imitación; como todo líquido, remeda al momento la forma del vaso donde está; en pequeña cantidad se le da la figura que se quiere, en gran porción toma la que puede.

Después el fuego se comunicó de la estopa a los cabellos, de los cabellos a las plumas, y el acróbata improvisado, el desgraciado Grano de Sal, absorbió tanto calórico, que su piel se resquebrajó y crujió bajo su ardiente envoltura. Al principio todos reían, hasta derramar lágrimas, a bordo del Gavilán.

La latente humedad que originan las intermitencias de calórico y agua es sumamente sensible dando las observaciones higrométricas un resultado apenas concebible; humedad que parece imposible no quebrante la salud, lo que se explica únicamente recordando las brisas que refrescan la isla de playa á playa y que moderan la percepción del calórico que marcan los termómetros.

Y como en la naturaleza no falta nunca, ni en el hielo, cierto grado calórico, él también tiene su alma particular; es su grado de calórico; pero tan poca cosa, que no desprende luz; es un fuego fatuo entre otros fuegos fatuos; sirve para confundirle y extraviarle más; el hombre-sólido, por lo tanto en religión, en política, en todo, no ve más que un laberinto, cuyo hilo jamás encontrará; un caos de fanatismo, de credulidad de errores.

Pero como para la formación de la tercera se necesita un grado altísimo de calórico, hay regiones enteras que carecen del suficiente para formarla. He aquí nuestra desgracia; siguiendo el camino que nos señala nuestra nueva metafísica, estamos, por ahora, en las regiones árticas del pensamiento. Lo probaré.