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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Aun hoy, según se dice, los pescadores descendientes de los primeros conquistadores españoles dan vueltas alrededor de las islas del estrecho de las Bahamas, con la esperanza de ver en alguna playa salir á borbotones la maravillosa agua.
No creía en la virtud; aquel género de materialismo que era su religión, le llevaba a pensar que nadie podía resistir los impulsos naturales, que los clérigos eran hipócritas necesariamente, y que la lujuria mal refrenada se les escapaba a borbotones por donde podía y cuando podía.
La condesa, por hallarse en presencia de un extraño, no soltó la ira que a borbotones quería escapársele del pecho, al ver en su hijo la obstinada genialidad, que amenazaba echar por tierra todos sus proyectos; mas conociendo yo que aquel volcán necesitaba cumplido desahogo por el cráter de la boca y quizás por el de las manos, juzgué prudente retirarme.
¿Cómo no ha de quererla Juan? decía la infeliz, entre golpes de lágrimas, a los pocos momentos, siendo aquel llanto de Lucía extraño, porque no venía a raudal y de seguida, aliviando a la que lloraba, sino a borbotones e intervalos, sofocándola y exaltándola, parecido al agua que baja, tropezando entre peñas, por los torrentes . ¿Cómo no ha de quererla Juan, si no hay quien ame lo hermoso más que él, y la Virgen de la Piedad no es tan hermosa como ella?
Jamás había hecho tanta sensación ella, la viudita, con el vestido más escandaloso, como Ana con su hábito y su beatería. «¡Qué atrasado, pero qué atrasado estaba aquel miserable lugarón!». Entretanto Ana recobraba el apetito, la salud volvía a borbotones. Tenía sueños castos, tales se le antojaban, sin sujeto humano, como decía Ripamilán, pero dulces, suaves.
Yo voy a ver de dónde sale esta agua. Y los hermanos se quedaron diciendo picardías; pero Meñique echó a andar por la orilla del arroyo, que se iba estrechando, estrechando, hasta que no era más que un hilo. Y ¿qué encontró Meñique cuando llegó al fin? Pues una cáscara de nuez encantada, de donde salía a borbotones el agua clara chispeando al sol.
Examinando atentamente las heridas del descalabrado cuerpo de su adorada, observó que no eran de gravedad, aunque por los agujeros del cráneo se le verían los sesos, si los tuviera, y toda la estopa del corazón se salía á borbotones por diferentes heridas. El traje estaba hecho girones, y parte de la cabellera se había quedado en el camino durante la veloz corrida.
En seguida se pone en una cacerola a propósito; se cuece en agua ligeramente salada; se espuma y añaden uno o dos litros de leche; se hace hervir en buen fuego, que se irá cubriendo poco a poco, cuidando que no hierva a borbotones, porque se haría pedazos cuando estuviese cocido.
Y no porque yo fingiese esa ternura y ese afecto, que al contrario brotaban a borbotones, con toda sinceridad y con vehemente efusión, del fondo de mi pecho, sino porque, al consagrártelos, faltaba a la fe jurada, rompía el sello de la fidelidad que había puesto Echeloría sobre mi alma, y me rebajaba hasta la vileza. De aquí mi lucha interior; de aquí mis contradicciones y extravagancias.
Palabra del Dia
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