Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de mayo de 2025


Barret sintió que toda su sangre le subía de golpe á la cabeza, que reaparecía su borrachera, y se incorporó, tirando de la hoz.... ¿Y aún dicen que el demonio no es bueno? Allí estaba su hombre; el mismo que deseaba ver desde el día anterior. El viejo usurero había vacilado mucho antes de salir de su casa. Le escocía algo lo del tío Barret; el suceso estaba reciente y la huerta es traicionera.

Mucho quería el labrador á su mujer, y hasta le perdonaba la tontería de haberle dado cuatro hijas y ningún hijo que le ayudase en sus tareas; no amaba menos á las cuatro muchachas, unos ángeles de Dios, que se pasaban el día cantando y cosiendo á la puerta de la barraca, y algunas veces se metían en los campos para descansar un poco á su pobre padre; pero la pasión suprema del tío Barret, el amor de sus amores, eran aquellas tierras, sobre las cuales había pasado monótona y silenciosa la historia de su familia.

Barret les contestó con desprecio. «¡Ladrón! ¡Después que se había quedado con su escopeta!...» Y emprendió el camino hacia Valencia, temblando de frío, sin saber adónde iba. Al pasar ante la taberna de Copa, entró en ella. Unos carreteros de la vecindad le hablaron para compadecer su desgracia, invitándole á tomar algo, y él se apresuró á aceptar.

Ya alcanzaba á contemplar su huerto, ya se reía del miedo pasado, cuando vió saltar del bancal de cáñamo al propio Barret, y le pareció un enorme demonio, con la cara roja, los brazos extendidos, impidiéndole toda fuga, acorralándolo en el borde de la acequia que corría paralela al camino.

Todo esto, pensado confusamente, les hacía creer que el día en que los campos de Barret fueran cultivados la huerta sufriría toda clase de desgracias.

Pero, lo mismo que el difunto tío Barret, sentía la embriaguez de la tierra; cada vez deseaba abarcar más con su trabajo, y aunque era algo pasada la sazón, pensaba remover al día siguiente la parte de terreno que permanecía inculta á espaldas de la barraca, para plantar en ella melones, cosecha inmejorable, á la que su mujer sacaría muy buen producto llevándolos, como otras, al Mercado de Valencia.

«Las tierras de Barret.... Una familia entera.... Iban á trabajar, á vivir en la barraca. Ella lo había vistoPimentó, cazador de pájaros con liga, enemigo del trabajo y terror de la contornada, no pudo conservar su gravedad impasible de gran señor ante tan inesperada noticia. ¡Recontracordóns!...

Y sacaba de su faja el curvo acero, puro y brillante: una herramienta de fino temple y corte sutilísimo, que, según afirmaba Barret, podía partir en el aire un papel de fumar. Pagaron los carreteros, y arreando sus bestias alejáronse hacia la ciudad, llenando el camino de chirridos de ruedas.

Ya no tenía dinero para salir de apuros; sólo contaba con lo que produjesen los campos. Y completamente solo, ocultando á la familia su situación, teniendo que sonreir cuando estaba entre su mujer y sus hijas, las cuales le recomendaban que no se esforzase tanto, el pobre Barret se entregó á la más disparatada locura del trabajo. Olvidó el sueño.

Como las tierras del tío Barret no serían nunca para los hombres, debían anidar en ellas los bicharracos asquerosos, y cuantos más, mejor.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando