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Actualizado: 12 de junio de 2025
Las ballenas abundaron siempre en los mares de la Groenlandia. Grande objeto de concupiscencia para aquellos á quienes es el aceite artículo de primera necesidad. El pez dalo gota á gota, la foca á raudales y la ballena á mares.
Lo siento, hija mía, porque nunca has recibido este castigo y te va a doler mucho. Las señoritas tenéis la carne delicada, no sois como nosotras, que estamos acostumbradas desde muy chiquitinas a la intemperie y a los golpes. ¡Ven acá!... Al mismo tiempo sacó del corsé una de las formidables ballenas, que entonces solían usarse.
Aquella pesca no era como ahora una fácil carnicería emprendida prudentemente á lo lejos por medio de una máquina: heríase al monstruo con la mano, arriesgábase la vida á cada paso. Verdad es que era escasa la matanza de ballenas, pero el hombre ejercitábase en la marinería, en actos de paciencia, de sagacidad, de intrepidez.
Convencido el Saturnino de que estaba habitado nuestro mundo, se imaginó luego que solo por ballenas lo estaba; y como era gran discurridor, quiso adivinar de donde venia el movimiento á un átomo tan ruin, y si tenia ideas, voluntad y libre albedrío.
Que en el puerto entran muchas ballenas; que vió una salina de sal de piedra de 4 ó 5 leguas de circunferencia; que en aquella costa hay ricos y abundantes pescados y mariscos, y que aquel campo abunda de liebres, huanacos y leones, de que se sustenta aquel destacamento.
Así como hay pescadores de arenques, de ballenas y de focas, hay pescadores de trépang, los cuales todos los años, en la estación propicia, llegan desde los puertos más lejanos hasta las aguas del estrecho de Torres, del mar de Coral o del golfo de Carpentaria.
Pero como las ballenas no conocen la historia de ese Leandro, engólfanse atrevidamente en su empresa y pasan. La soledad de aquellos parajes es grande; teatro singular de muerte y de silencio para esa fiesta de ardiente vida. Un oso blanco, alguna foca, un zorro azul, testigos respetuosos, prudentes, tal vez observan á cierta distancia. Las arañas y girándulas, los espejos fantásticos, no faltan.
En este mar, especialmente entre Sancti Espiritus y San Vicente, y mas que en todos, hay grandes ballenas y pescados, tan grandes como ellas, que muchas veces hacen gran daño, porque cuando los marineros pasan en los esquifes de una nave á otra, suelen venir las ballenas como rebaño á pelear entre sí, y vuelcan los navichuelos, pereciendo la gente.
Palabra del Dia
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