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Detenerse aquí, y con el ayuda de otros infieles penetrar á los Zamucos era imposible, porque todos, al ver á los Chiquitos, se habían retirado muy adentro.

Molestábale mucho una de las altas botas del uniforme, y sin esperar a Damián, quiso quitársela él mismo, en cuanto entró en la alcoba; no pudo, sin embargo, conseguirlo del todo y quedóse con ella a medio descalzar, sentado en una butaca, esperando al ayuda de cámara. Tardaba este, e impaciente Jacobo, abrió mientras tanto el oficio.

Pero en el asunto de que se trata debo demasiado á ese joven para no ayudarle... Aunque creo necesite poca ayuda, creo que él es bastante para hacerse amar de ti. Lo veremos dijo sonriendo tristemente doña Clara. Lo veremos. ¿Pero qué hora es ésta? Las doce dijo doña Clara contando las campanadas de un magnífico reloj de pared.

Un grumete pintado de negro descolgábase con ayuda de una cuerda por la claraboya que comunicaba el salón de música con el comedor, y pregonaba, a estilo de los vendedores de diarios, el Aequator Zeitung, periodiquito impreso a bordo en la prensa que servía para el tiraje de los menús y las listas de pasajeros.

Todo el santo día le teníais como un azacán, de comercio en comercio, de periódico en periódico, y aunque de sus comisiones había que descontar el considerable gasto de calzado, siempre le quedaba para ayuda del cocido, y para aliviar a la Juliana de su enorme tarea en la Singer.

Peleóse valientemente, pero los dos mil infantes Griegos, acometidos de los trescientos Almugavares, fueron casi todos degollados con tanta presteza, que tuvieron lugar de socorrer á Fernan que andava peleando con la caballería, y fué tan importante su ayuda, que luego dejaron los enemigos el paso libre con pérdida de 690 caballos entre muertos y presos.

Rocafort pone sitio á Nona, Berenguer á Megarix y Ticin Jaqueria Genovés con ayuda de gente Catalana toma el Castillo y lugar de Fruilla.

-Los de hasta aquí -replicó don Quijote-, que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte, con ayuda del cielo, en mi provecho.

De aqueste parecer es Querandelo, Con el valiente viejo Tanimbalo, Ayuda les ofrece Tabolelo, Yaguatatí, Terù con Manoncalo. La grita y alarido hasta el cielo Levantan, y nombrando

Invoca, desesperada, la ayuda del Demonio, y consigue de él, vendiéndole su alma, que la saque de la cárcel. Las exhortaciones del apóstol San Bartolomé, que llega allí poco después y convierte al cristianismo á parte de sus habitantes, hacen en ella tal impresión, que, conociendo su pecado, se aflige primero sobremanera, y pierde después el juicio.