Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de junio de 2025


¡Pobrecillos! ¡pobrecillos! repetían las damas pasando revista con sus ojos aterrados a aquellas fisonomías tristes y demacradas que se volvían hacia ellas sin expresión alguna, ni siquiera de curiosidad. ¿Y no habría medio de remediar estos efectos tan desastrosos? preguntó Clementina con arranque.

Los polisones de más edad seguían con la cabeza baja, entre incrédulos y aterrados, dudando de que esta orden pudiese ser cierta pero dudando igualmente de que todo fuese una burla, habituados a durezas y castigos en los buques que les habían servido de refugio.

Cuando Constantino, hijo del emperador Constancio, camina hacia Grecia para casarse allí con la princesa Irene, muere asesinado por unos ladrones, que lo reconocen después de perpetrado su delito, y huyen aterrados.

Durante, ese tiempo, los niños, que parecían aterrados por la presencia del inspector, concluyeron pronto de comer las castañas y el queso blanco. ¡Y siempre agua, sólo agua en la mesa! Sin embargo, ¡hubiera venido tan bien un trago de vino a los pequeños! ¡Ah, miseria!

Juanón calló, y sus compañeros permanecieron como aterrados por aquel espectro de la imaginación meridional, que parecía cubrir con sus trapajos negros todo el campo de Jerez. La gañanía, después de la cena, había recobrado la calma de la noche. Muchos hombres dormían tendidos en sus esterillas con un ronquido fatigoso, aspirando a ras de tierra las emanaciones asfixiantes del rescoldo de boñiga.

Ante las cúpulas de Santa Sofía, á la vista de los aterrados vecinos de Constantinopla, todos estos mediterráneos de la cuenca occidental libraban la llamada batalla de Pera, carnicería marítima en el estrecho brazo de mar que tiene por orillas los dos continentes.

La lengua se le pegó al paladar, y miraba a D. Romualdo con aterrados ojos. «No es para que usted se asuste, señora. Al contrario: yo tengo la satisfacción de comunicar a Doña Francisca Juárez el término de sus sufrimientos.

En una palabra, gentleman: acabó el ejército y la flota de los hombres en todas las naciones de nuestra raza. Murieron muchísimos al intentar la resistencia, y los supervivientes quedaron aterrados después de una derrota tan inesperada y completa.

Baste decir que al día siguiente andaban fugitivos y aterrados por todo el territorio de la República los hombres, que horas antes se creían eternamente superiores. Era tal el terror infundido por los «rayos negros», que todo el que tenía armas se apresuraba á dejarlas abandonadas en medio de los campos. Los padres y los maridos miraron con nuevos ojos á las mujeres dentro de sus casas.

Si no temiera asustar á su prima, que estaba enferma, á Salomé le hubiera dado un cuarto conato de vahído. Pero se contentó con mirar á la devota con ojos muy aterrados.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando