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Actualizado: 27 de junio de 2025


Fué su muerte á los sesenta y cinco años de su edad, á 4 de Junio de 1719. El mismo día se celebró su entierro, á que asistió el Ilustrísimo Sr.

Siento no necesitarlas. Es buena ocasión. Adiós. Trasladóse al Banco, asistió a la reunión, y después de hacer efectivos los nueve mil duros del talón, salió con su amigo Urreta, otro de los célebres banqueros de Madrid. Al llegar cerca de la Puerta del Sol, se dieron la mano para despedirse. ¿Adónde va usted? le preguntó Salabert.

A esta última asistió el General Blanco, Capitán General de la Isla entonces, y notables personalidades cubanas y peninsulares.

Por fortuna, ningún caballero que tuviese el apellido de Vargas asistió jamás a la tertulia de Rafaela, y D. Joaquín pudo sostener su tesis, poco lisonjera para los Vargas, sin promover el menor altercado.

Desde 1840 hasta 1852 residió en Chile, primero como desterrado de Benavides, tirano de San Juan; después como adversario de Rosas, tirano de Buenos Aires. Asistió con Urquiza a la batalla de Caseros, y fué después con Mitre adversario de la política del caudillo entrerriano.

Por supuesto la muerte de cabezang Pedro, no se la achacaron al mediquillo ni mucho menos, pues allí no hay la fea costumbre de echar el muerto á las espaldas del que lo asistió en vida. Se muere porque , y al hoyo y talagá nang Dios.

Durante la cena, a que el enfermo no asistió, los dos hermanos no se dirigieron la palabra; Pepe estuvo con su madre y con Leocadia tan afectuoso como siempre; ellas con él, frías y reservadas. Después se encerró en su cuarto, sintiendo que el llanto se le agolpaba a los ojos.

Así se hizo el 17 de abril, iluminando por la noche la torre, y al dia siguiente se celebró misa muy solemne del triunfo de la Cruz, á que asistió la ciudad, predicando el famoso orador de la Compañía de Jesus P. Figueroa.

El hombre que yo he amado, mi verdadero esposo, mi esposo ante Dios, no se ha llamado nunca Chermidy. Mi fortuna no procede de ese marinero; no le debo nada, y sería una hipócrita si lo llorase. ¿No asistió usted a nuestra última entrevista? ¿Se acuerda usted de la mueca conyugal que embellecía sus facciones?

Al mismo tiempo empieza á ver rostros irreales, rostros que desaparecieron de la tierra hace muchos años: el cosaco venido de una remota guarnición de Siberia para vengar á su hermana; un amigo del mismo regimiento del príncipe, que murió de una estocada en el pecho después de una cena tumultuosa, mientras lloraba Lubimoff, súbitamente despertado de su homicida embriaguez; otros á los que asistió como simple testigo, pero que murieron y resucitan ahora en su memoria, fría é insensible al remordimiento y á la lamentación.

Palabra del Dia

deshice

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