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Actualizado: 19 de junio de 2025
El procedimiento para asar una cabeza de búfalo en el desierto es el mismo que nosotros usamos para batear una cabeza de vaca o un lomo de ternera. En fin, otros mil accidentes que omito prueban la verdad de que modificaciones análogas del suelo traen análogas costumbres, recursos y expedientes.
OTRA FÓRMULA. Se limpia y prepara el faisán rellenándolo con un picadillo de su mismo hígado, tocino, perejil, cebolla, sal y especias; se cose y envuelve en lonjas de tocino, poniéndolo a asar. Puede servirse con una salsa cualquiera.
PAVO ASADO AL HORNO. Preparado el pavo como para asar, se saca el buche y se le rellena el hueco del mismo con picadillo de ternera, tocino, jamón, lomo, huevos duros, piñones, ciruelas y aceitunas deshuesadas, pasas, sal, especias y nuez moscada; se ata por el cuello para que no se salga el picadillo, se echa sal, se frota con zumo de limón y manteca, y se pone al horno.
Costaron de alquiler de cuatro barras de fierro para asar la ternera 10 mrs. Costaron de alquiler dos calderas de cofradía para asar la vaca e la ternera con sus aparejos 10 mrs. Costaron 60 haltamices blancos de barro 20 mrs. Quarenta salseretas blancas 8 mrs. Veyntiquatro picheles verdes para vino 13 mrs. Veinte jarrillos para dar agua 4 mrs.
OTRA FÓRMULA. Escamado y limpio se sazona de sal y pone a escurrir; se le hacen los cortes y meten las rajas de limón, se unta bien de aceite fino y se pone a asar dando vueltas a menudo. Si se quiere comer frío se adorna la fuente con huevos duros, aceitunas o ensalada de escarola.
PERDICES RELLENAS. Se hace un picadillo con el hígado de las perdices, tocino raspado, sal, perejil y cebollas; este relleno se mete en el cuerpo de la perdiz y se cuece; en seguida se vuelven las patas sobre el pecho, se rehoga en la cacerola con manteca, y después se pone a asar. Se sirve con jugo claro o zumo de limón o naranja.
LUBINA ASADA. Limpia y sazonada se pone en una cacerola con pimienta inglesa y mantequilla, metiéndola al horno; a medio asar se saca, se pone bien por encima perejil picado y se riega con zumo de limón, poniéndola otra vez al horno hasta que termine de hacerse; al servirla estará bien con huevo duro y muy picado.
Así se comprende dijo Gabriel la cínica confesión del canónigo Llorente al explicar por qué fue secretario del Santo Oficio: «Tocaban a asar, y para no ser asado, me puse de parte del asador.» A los hombres inteligentes no les quedaba otro remedio. ¿Cómo resistir y rebelarse? El rey, dueño de vidas y haciendas, no era más que un servidor de obispos, frailes y familiares.
Pero ahora se acerca la Navidad, el santo día de Navidad, y si llevarais a asar vuestra cena y si fuéseis a la iglesia para verla adornada con muérdago y follaje, oír el oficio y comulgar en seguida, os sentiríais mucho mejor. Sabríais a qué ateneros y podríais poner vuestra confianza en Aquel que sabe más que nosotros, puesto que habríais cumplido con lo que es el deber de todos.
En tanto pensaba, a parte, que si me hubiera tocado ser su marido, la hubiese puesto a asar en el horno para zafarme de ella. Había tocado la cuerda sensible, porque Susana dignose sonreírme. Todos tenemos nuestra primavera, señorita. Susana proseguí yo, aprovechando aquella repentina blandura para llegar más rápidamente a mi objeto, tengo ganas de hacerte una pregunta...
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