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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Salvador preguntaba a todo el mundo, y como el pobre enfermo era bastante conocido en Pamplona, no tardó en tener noticias del rumbo que había tomado. En compañía del Padre Zorraquín, que se le unió desde que tuvo noticia del suceso, recorrió inmediatamente todo el arrabal de la Rochapea.
No ocurría en la ciudad suceso que no tuviese por indispensable testigo al barbero. Bien podía desarrollarse en lo último del arrabal o en algún huerto; era indispensable que a los pocos minutos apareciese allí Cupido para enterarse de todo, prestar socorro al que lo necesitara, intervenir entre los contendientes y relatar después con mil detalles todo lo ocurrido.
El soldado y la señora doña Tomasa, que también habían regalado al Alguacil, por más protestas que le hicieron entonces, no le pudieron poner en razón, y ya a estas horas estaban los dos camaradas tan lejos dellos, que habían llegado al río y al Pasaje , que llaman, por donde pasan de Sevilla a Triana y vuelven de Triana a Sevilla, y, tomando un barco, durmieron aquella noche en la calle del Altozano, calle Mayor de aquel ilustre arrabal, y la Vitigudino y su galán se fueron muy desairados a lo mismo a su posada, y el Alguacil a la suya, haciendo mil discursos con sus trecientos escudos, y el Cojuelo madrugó sin dormir, dejando al compañero en Triana, para espiar en Sevilla lo que pasaba acerca de las causas de los dos, revolviendo de paso dos o tres pendencias en el Arenal .
Por orden de Alhakem vadeó el Guadalquivir un buen golpe de sus guerreros, fue a caer sobre el arrabal de los muladíes, que estaba del otro lado del río, y le entregó al saqueo y a un voraz incendio. Los muladíes vieron las llamas y el humo; pensaron que ardían sus casas y tal vez sus mujeres y sus hijos, y abandonaron la pelea para acudir a socorrerlos.
Uno es sastre del rey de Holanda, otro del de Cerdeña; otro manifiesta una medalla del emperador de Prusia ó de Austria; tal almacen se titula proveedor de María Cristina, como he visto en la calle arrabal de San Honorato. Aquí una tienda de gusto chinesco; allí otra de gusto árabe, persa, griego ó ruso.
La mas considerable, la Burdeos propiamente dicha, la ciudad histórica, demora á la márgen oriental-meridional. En la opuesta yace el opulento arrabal de Chartrons, que puede llamarse el inmenso almacen-bodega de Burdeos.
La batalla entonces se convirtió en derrota y en atroz carnicería y matanza de los muladíes, atacados por todas partes, así por los que mandaba Alhakem como por los que, atravesando el puente, volvían del arrabal después de haberle incendiado.
Valencia es una ciudad muy digna de ser estudiada, por su curiosa fisonomía, pero donde no se puede vivir con placer una vez que se han recogido las impresiones mas notables. Si sus campos arrebatan, sus calles dan horror, sus hermosas mujeres intimidan y sus gentes de arrabal asustan. Esa sociedad necesita para suavizarse del impulso poderoso del cosmopolitismo moderno.
Y acaso, ¿no era dado esperar que aquella mujer le transmitiese, entre una y otra caricia, el secreto que buscaba? ¡Ah!, entonces sí que estaba seguro de la absolución del canónigo. «Pensad que lo haréis con un santo propósito.» ¿No eran éstas sus mismas palabras? ¿No se le había aconsejado que buscara un amorío para facilitar su comisión? Volvió a la casa del arrabal, no una vez, sino muchas.
Bien pudo ser, pues ha sido harto aficionado a las mozas moriscas del arrabal, que han debido enseñarle, de seguro, los filtros, el aojamiento, las nóminas y todas sus tretas malditas. Sois una perra como dice Leocadia. Buena borrasca es ella. Otras veces, de noche, metida en la cama, dame pavor, Alvarez, pensar en Ramiro.
Palabra del Dia
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