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Actualizado: 26 de julio de 2025


Las mortificaciones, el ayuno, la oración, la penitencia serán las armas de que me revista para combatir y vencer con el auxilio divino. No era sueño, no era locura; era realidad. Ella me mira a veces con la ardiente mirada de que ya he hablado a Vd. Sus ojos están dotados de una atracción magnética inexplicable. Me atrae, me seduce, y se fijan en ella los míos.

Y la aspiración más ardiente de ellos era el ver algún día a su «Pepe» así lo llamaban empleado en la misma faena policiaca que el viejo.

El marqués comprendió instantáneamente cómo ella se daba cuenta de todo... todo lo sabía, y ese mirar desesperado, ardiente, suplicante, imperativo, lo conjuraba, lo exhortaba y le mandaba vivir y conservarse para ella. En momento alguno su sombría beldad tuvo poderes tales de fascinación. ¡Pedro se puso en el terreno, apuntó e hizo fuego!

Pasó la juventud; llegó el momento en que el suspiro ardiente del jóven entusiasta, eterna aspiracion á un imposible, se trueque en viril canto en que lo hermoso de la forma sea, no la belleza plástica insensible: cuerpo que encierre el alma de una idea! Y es porque cada edad tiene marcada una mision distinta y la huye en vano: el jóven sueña, el hombre fuerte piensa, y recuerda el anciano.

; llegará un dia, que acaso en el reloj del tiempo suena, en que la fuerte mano del hombre llegue en á posarse ardiente, y entónces, á su impulso soberano, una existencia en quizás aliente. Entónces, ya con vida, tal vez tu masa para el mundo sea muro de una prision aborrecida, humilde signo de potente idea.

Era yo una bella princesa encantada que esperaba al hermoso caballero encantador del tapiz, pues en aquel tiempo que ha pasado después, tenía la vocación del matrimonio, una vocación seria, ardiente y resuelta... Encontraba al príncipe también en el salón bajo la forma de un joven y bizarro oficial de la Restauración, mi bisabuelo.

Estas lecturas causaron profundísima impresión en el ánimo ardiente y exaltado de nuestra joven, empujándola más y más por el camino de la devoción.

Fué dulce y sonoro en el verso, sublime y elegante en la locución, docto y ardiente en la frase, grave y fecundo en la sentencia, templado y propio en la traslación, agudo y primoroso en la idea, amoroso y persuasivo en la inventiva singular, y eterno en la fama. Como ejemplo de una crítica coetánea encomiástica, copiamos aquí también los siguientes párrafos de un escrito del Dr.

Se enfureció Pirovani, pero con una cólera ardiente, al recibir tal insulto en presencia de Elena. Y como su violencia de sanguíneo necesitaba pasar á la acción, por toda respuesta se arrojó sobre el ingeniero, abofeteándole. Inmediatamente los dos hombres se agarraron, luchando á brazo partido, mientras la Torrebianca, perdida la serenidad, empezaba á dar voces de espanto.

Al despertar, su decaimiento era tan grande como si acabara de ganar treinta batallas y de recorrer a caballo sin descanso toda Navarra. Ardiente fiebre le consumía, y la inercia de la mitad de su cuerpo era casi absoluta. Salvador tenía ya dispuesto todo lo necesario para llevárselo.

Palabra del Dia

gallardísimo

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