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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Poco a poco comenzaron las mutuas confidencias. El nuevo clérigo, no teniendo en Peñascosa un director espiritual acomodado a su educación mística, abrió insensiblemente su pecho y comunicó a la joven sus alegrías, sus triunfos y sus desmayos en la vía de salud que se había trazado.

Dios, alma mía, inspira admiración suma y fervor y entusiasmos y alegrías. Dios hace sonreir.... Dios hace gozar.... ¿Hace gozar? interrogó la muchacha, con ansiedad de antojo. Ya lo creo afirmaba la voz convicta y enamorada . Todo lo bello y santo de la vida, Dios nos lo da para disfrutarlo.... ¿No ves la noche, qué encantadora?... Pues es nuestra y de Dios....

De esta suerte el espectador conoce el secreto de los partidos que se combaten, y no sólo sabe sus propósitos, sino los móviles que los inducen á obrar; y colocado en el foco de estos manejos, participa de sus temores y esperanzas, alegrías y dolores, y sin embargo, en más elevada situación, contempla desde ésta con ojos imparciales sus pasiones y mudanzas de ánimo.

En medio de una expansión placentera, cuando fluían de la boca de ambos alegres carcajadas, de pronto aparecía una arruga en su frente, quedaba repentinamente grave, luego sombrío y comenzaba a pensar y hablar de las desgracias que en pos de tales alegrías le podía aportar el Destino. ¡Si se muriese aquel niño! ¡Si Clara se quedase ciega como Visita! ¡Si él se arruinase y quedasen en la miseria sujetos a pedir limosna! ¡Si cualquiera de los dos enfermase y se viese obligado a permanecer en la cama paralítico como tal o cual persona de su conocimiento!

Nuestra fuerza de corazón ha de probarse aceptando el reto de la Esfinge y no esquivando su interrogación formidable. No olvidéis, además, que en ciertas amarguras del pensamiento hay, como en sus alegrías, la posibilidad de encontrar un punto de partida para la acción; hay a menudo sugestiones fecundas.

El arroyo no es sólo para nosotros el más gracioso ornamento del paisaje y el lugar encantado de nuestras alegrías; es además para la vida material del hombre un depósito de alimentación, y su agua fecunda nutre las plantas y los peces que sirven para nuestra subsistencia.

Tomaba parte en las alegrías y en las tristezas del establecimiento, arreglaba a menudo las desavenencias entre la administración y los clientes borrachos. Todas las noches se bebía tres botellas de champaña, ni una más ni una menos.

Aprovechándome de la influencia de mis amigos, he conseguido para usted esta distinción: al pisar por última vez su casa, he venido con el propósito de aumentar en algo las alegrías de este día; y usted, en cambio, acaba de ofenderme desapiadadamente: soy hijo natural.

Desde aquel entonces hasta hoy he tenido, ciertamente, alegrías reales y profundas, pero por grandes que hayan sido, no sabría decir si han sobrepujado mucho en intensidad a las que sentí mientras mi inteligencia brotaba de su niebla, como de su crisálida, una mariposa. Pasaba de arrobamiento a arrobamiento, de éxtasis a éxtasis.

El sentimiento de la pérdida que había sufrido era para él un peso demasiado grave para que las antiguas fruiciones de la satisfacción se despertaran otra vez al contacto de las monedas nuevamente adquiridas. En adelante algo había venido a reemplazar su tesoro, algo que, dando a sus ganancias un fin creciente, arrastraba siempre hacia adelante, más allá del dinero, sus esperanzas y sus alegrías.

Palabra del Dia

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