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Yo os prometo de no desampararlos hasta que todos hayamos un mismo fin, y estoy muy maravillado que personas como vosotros hayáis pensado una cosa tan indigna de y tan fuera de toda razón y posibilidad; porque aunque yo quisiera irme, ¿cómo lo podría hacer, pues agora ya debe de saber el Bajá cómo yo estoy aquí, y debe de haber mandado tomar los pasos, de modo que sería imposible salir de aquí bajel ninguno?

-Abrenuncio habéis de decir, Sancho, y no como decís -dijo el duque. -Déjeme vuestra grandeza -respondió Sancho-, que no estoy agora para mirar en sotilezas ni en letras más a menos; porque me tienen tan turbado estos azotes que me han de dar, o me tengo de dar, que no lo que me digo, ni lo que me hago.

Holgárame de oír relatar a vuesa merced, ante un concurso como éste, todo su lance con los moriscos, punto por punto. Otro día será, señor. Agora temo que el mucho hablar me encienda la calentura.

En fin, todas sus conversaciones son con los libros de los referidos poetas, y con los de Horacio, Persio, Juvenal y Tibulo; que de los modernos romancistas no hace mucha cuenta; y, con todo el mal cariño que muestra tener a la poesía de romance, le tiene agora desvanecidos los pensamientos el hacer una glosa a cuatro versos que le han enviado de Salamanca, y pienso que son de justa literaria.

En tanto que camina lo que queda Al rio de la Plata, quiero agora Volver á mi real. ¡Quiera Dios pueda Segun el corazon lo siente y llora! Quien quisiere saber cual dió á la rueda Su vuelta la fortuna burladora, Comienze con requiescant en la gloria El infelice canto de esta história.

Pero como Rocafort, de quien se tenia por cierto que fué el autor de este consejo, era ya muerto, y agora le ofrecían lo mesmo que entonces pretendia, no pasó adelante su enojo, aunque para entiendo que por mas vivo que estuviera su desabrimiento, no dexára perder tan buena ocasion de acrecentar á su hijo con un Estado tan grande.

Mas no me llamaría yo Reinaldos de Montalbán si, en levantándome deste lecho, no me lo pagare, a pesar de todos sus encantamentos; y, por agora, tráiganme de yantar, que que es lo que más me hará al caso, y quédese lo del vengarme a mi cargo. Hiciéronlo ansí: diéronle de comer, y quedóse otra vez dormido, y ellos, admirados de su locura.

Pero al levantar la punta para hundirla en aquel pecho sacrílego, una voz recia y dominante, una voz que penetró en sus entrañas, le contuvo de golpe: ¡Ah! ¡Ramiro, Ramiro, sólo falta agora que acuchilles al hombre que te engendró! Al pronunciar estas palabras, el caminante quitose el ancho sombrero que llevaba, a fin de descubrir su cabeza y mostrar mejor todo el rostro.

A vuestra merced suplico, por lo que debe a ser caballero, sea servido de hacer una declaración ante el alcalde deste lugar, de que vuestra merced no me ha visto en todos los días de su vida hasta agora, y de que yo no soy el don Quijote impreso en la segunda parte, ni este Sancho Panza mi escudero es aquél que vuestra merced conoció.

ABIND. Pensé que era pasado, y no es venido. Salen NARVÁEZ y cuatro soldados, PÁEZ y ALVARADO, ESPINOSA y CABRERA. NARV. Dadle la mano, Alvarado, Y no haya más. ALVAR. No permitas, Pues siempre honor solicitas, Que pierda el que me han quitado. NARV. Volvedme a contar lo que es, Que en lo que hasta agora entiendo, Poco vuestro honor ofendo.