Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de mayo de 2025


Juanita, además, sin que nadie la acompañase ni mirase por ella, había pasado de la niñez a la mocedad en medio de las calles y en trato y conversación con toda clase de personas. Nadie, sin embargo, se le había atrevido, porque ella sabía hacerse respetar, y ni las personas maldicientes habían formulado nunca contra ella una acusación fundada que pudiera, en manera alguna, deslustrar su decoro.

Sin conexión alguna con el Buró de Educación del Gobierno de Filipinas he discurrido en la forma en que acabo de hacerlo, no para defender las escuelas laicas de una acusación injusta e injustificable, no para atacar a personas ni a ideales religiosos ni políticos, sino para contribuir a extirpar una de las bases, una de las causas más fuertes de la criminalidad, de la corrupción, de la formación de individuos inútiles y nocivos a la sociedad: ¡la superstición!

Juanita se mordió los labios, se compungió un poco y empezó a sospechar que, en vez de dar una lección, era ella quien iba a recibirla. Pronto, no obstante, se repuso. La misma dureza de la acusación le hizo ver más clara su injusticia. Juanita no había tomado asiento como don Andrés. En pie se agitaba, hablaba e iba de un lado a otro.

La joven, pues, le respondió fijando en él su clara mirada: Podría fingir que no le comprendía a usted, caballero, y si no se tratase más que de le respondería, ante su interés oficioso e inexplicable, que no se fuerza mi confianza... Pero no puedo dejar pasar una acusación mal fundada contra una persona a quien estimo y a quien amo.

En cuanto al recibo del Monte de Piedad, tengo el honor de declarar al tribunal... En cuanto a mis visitas a la casa de tolerancia, donde, según la acusación, gasté sumas muy fuertes, sólo estuve en ella cuatro veces: el 21 de diciembre, el 7 de enero, el 25 de enero y el 1 de febrero.

Yo me propongo hablaros exclusivamente de esta última causa, porque confío en que vuestra primera iniciación en las revelaciones de la ciencia ha sido dirigida como para preservaros del peligro de una interpretación vulgar. Sobre la democracia pesa la acusación de guiar a la humanidad, mediocrizándola, a un Sacro Imperio del utilitarismo.

Pero era tanta la maldad que había de admitir en ambos para sostener esta hipótesis, que pocos creían en ella, y la mayor parte de los acusadores reconocían que había que dirigir los tiros contra el uno o contra la otra, no contra ambos. Y como faltaban pruebas para la acusación o la defensa, cada uno de los partidos no insistía tanto en demostrar su propia teoría como en combatir la contraria.

Seguramente, usted no cree que él es el responsable de esta tragedia, si es que ha habido una tragedia en esta muerte, ¿no? Yo no formulo una acusación directa fue su ambigua respuesta. El tiempo revelará la verdad, no hay duda.

Los que creían en el suicidio se apoyaban precisamente en esta incertidumbre. ¿Cómo acordar crédito a una acusación que no podía precisarse? Sostener que los dos juntos habían muerto a la Condesa no parecía posible y sólo algunos acusadores encarnizados en su odio a los revolucionarios, decían que los dos habían podido ponerse de acuerdo en el proyecto homicida.

Si, por alguna razón secreta, por salvar a su correligionario, la nihilista se había confesado autora de un delito que no había cometido ¿no debería insistir él, Vérod, en la acusación contra Zakunine?

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando