Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
La guardia entró y nos pasó lista, como siempre, antes de acostarnos; después, era la costumbre que volviese el master con algunos guardianes y mirase si todos estábamos en nuestras hamacas. Pasada la lista, nos desnudamos Allen, Ugarte y yo, e hicimos líos con la ropa y los envolvimos en la tela impermeable. Luego cogimos del colgador las ropas de otros reclusos y las metimos en nuestras hamacas.
Hombre, sí; pero no es una hora muy a propósito. Es que hemos cenado tarde y estábamos dando una vuelta dijo el extranjero no quisiéramos acostarnos tan pronto. ¿Por qué no van ustedes allí? dijo el sereno, señalando los balcones de una casa que brillaban iluminados. ¿Qué es lo que hay allí? preguntó Martín. El Casino contestó el sereno. ¿Y qué hacen ahora? dijo el extranjero. Estarán jugando.
Pues hijo, de algún lado hay que sacarlo; ni un cuarto se malgasta... ¿Qué haríamos? Ahora, acostarnos; cada cual a su cama. Dejadme a mí: creo que don Luis nos ha de sacar de apuros. Al menos yo he de hacerle un favor que... en fin, ¿quién sabe? Adiós mamá; y tú, fea, cara de mona, hasta mañana. Y dando un beso a cada una, las echó suavemente del comedor.
Cuando me levanté yo, ya estaba ella de vuelta, como quien dice. ¿No es verdad, Nieves? Hay que advertir también que antes de acostarnos anoche habíamos pactado cierto compromiso... Pero que diga ella si le ha pesado la madrugada... ¿De manera que la ha gustado la situación de Peleches? ¡Oh, muchísimo! Vaya, pues lo celebro infinito; porque temía yo lo contrario. ¿Por qué, recanástoles?
Las dos nos quedábamos muertas de miedo siempre que le veíamos entrar. No nos hablaba nunca, y de noche, después de acostarnos, le sentíamos dando unas patadas. ¿Y por qué la mandó á casa de esas señoras? Vea usted, yo le voy á decir la verdad porque es de la casa. Había un melitarito que se metió un día en casa, porque vino acompañando al amo, que fué herío en la calle.
Antes de acostarnos le llamé aparte y le dije confidencialmente: «Pepe, el estanciero y la gente que aquí tiene no me inspiran confianza. Toma mi revólver y mi estoque y hazme el favor de vigilarlos mientras yo duermo tres o cuatro horas. Luego despiértame y yo te velaré a ti otras tres o cuatro.» No pueden ustedes figurarse cómo cambió la fisonomía de aquel hombre en un instante.
Palabra del Dia
Otros Mirando