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Actualizado: 7 de mayo de 2025
De este modo se resistió la segunda invasion que sufrió la villa de Pano, y aunque el número de enemigos que la acometieron, no era tan grande como en la primera, no fué menor la confianza de tomarla: pero desengañados siguieron el mismo método de retirarse por la noche, con solo la diferencia de haber seguido su fuga sin detenerse en parte alguna, por mucho rato temerosos que saliese la guarnicion en su alcance: como en efecto lo practicó el mismo Orellana hasta alguna distancia, para impedir los daños que recelaban egecutasen con los indios de Icho de la jurisdiccion de su provincia, que no habian faltado hasta entonces á la fidelidad: diligencia infructuosa, pues cuando llegó á dicho pueblo, ya habian degollado á todas las indias, vengándose con esta inhumanidad, de la fidelidad de sus maridos, que estaban alistados en Pano, siguiendo constantemente las banderas de su legítimo Soberano.
Pasaron los dos por el bosque de Iraty y les acometieron unos cuantos jabalíes. Ninguno de los hombres llevaba armas, pero a garrotazos mataron tres de aquellos furiosos animales, Zalacaín dos y el de Larrau otro. Cuando Martín volvió triunfante, muerto de fatiga y con sus dos jabalíes, el pueblo entero le consideró como un héroe.
Al mismo tiempo Cotaga se echó sobre el Padre para que no tuviese lugar de defenderse; y el otro con un recio golpe le partió por medio la cabeza, y viéndole aún palpitar, le descargó con más furia el segundo; luego los otros traidores acometieron á los neófitos, y en poco tiempo les dieron cruel muerte; y á un indio llamado Francisco Guarayo, que ayudaba á misa al Padre, le mataron á lanzadas.
Dia 23. Estando la gente formada para marchar, dió órden el Comandante al Sargento Mayor, D. Pascual Martinez, que siguiese la marcha, y luego que se traslomase á distancia de media legua, hiciese alto: y quedándose el dicho Comandante con 12 hombres, el cacique Lepin y Lincon, habièndoles dado la órden á estos de lo que habian de egecutar, viendo ya que era hora, sacando un pañuelo blanco del bolsillo, que era la seña, acometieron á dichos indios y los mataron. Y llegando el Comandante con los dichos 12 hombres, donde lo esperaba la armada, mandó juntar á todos los demas caciques, manifest
A Philes le llegaron dos mil caballos Tribalos, y muchos Genoveses, con que se apretase mas el sitio. Los Turcos por ver á Philes mas poderoso no mudaron de parecer, antes con nuevo coraje y brio, salieron de noche, y acometieron los quarteles del campo, pero fueron rebatidos y echados con gran perdida suya.
Por las espaldas de la parroquia de San Juan acometieron tambien con un furor lleno de desesperacion, logrando en el primer impetu del choque, romper un destacamento de lanceros, sostenido de algunos fusileros que mandaba D. Martin de Cea, obligándoles á retroceder llenos de confusion y desórden en busca de asilo en las calles interiores.
Al encontrarse sus ojos con los de Miguel, sonrió avergonzado. A éste le acometieron aquellas malditas ganas de reír que tanto daño le causaron, y no faltó mucho para echarlo todo a perder. Por fortuna consiguió refrenarlas.
Seguro ya de su conquista, envía en tanto mensageros á Alvaro Perez, al rey, á cuantos podian hacer que no quedase ineficaz su temerario empeño. Rayaba apenas el dia, cuando, sorprendidos los habitantes de la ciudad, tomaron las armas y acometieron á los invasores. Larga y reiterada fue la lucha, pero inútil.
En este mismo tiempo sucedió para mayor descrédito de nuestras armas, que los Turcos acometieron la Isla del Jio, que estaba á cargo de Roger y los suyos, y casi toda ella la tomaron, sino fueron algunos que se pudieron retirar á la fortaleza en cuarenta barcos que pudieron juntar, y estos tambien se perdieron lastimosamente rotos y deshechos de una furiosa tormenta junto á la Isla de Sciro.
No se satisfacieron los Alanos con solo la muerte de Roger, porque al mismo tiempo acometieron todos los Catalanes y Aragoneses que estaban en su compañía, y con atroces muertes los despedazaron, y dice Pachimerio, que Miguel mandó á su tio Teodoro que detuviese á los Alanos y á las demas naciones, que encarnizadas con nuestras sangres salieron de Andrinopoli á degollar todos los que topasen de nuestra nacion, que habia muchos alojados por aquellas aldeas, y que esto lo hizo Miguel porque temió que los suyos no fuesen vencidos, y que su ímpetu no les perdiese.
Palabra del Dia
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