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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Son exquisitas. ACHICORIAS. Se limpian y cortan, se ponen en agua hirviendo y sal; cuando están cocidas, se sirven con aceite y vinagre y un poco de su caldo. Lo mismo se ponen la lechuga y escarola cuando se quieren cocidas.
34 y la cubierta de pieles rojas de carneros, y la cubierta de pieles de tejones, y el velo de la cortina. 35 El arca del testimonio, y sus varas, y la cubierta. 36 La mesa, todos sus vasos, y el pan de la proposición. 37 El candelero limpio, sus candilejas, las candilejas de la ordenanza, y todos sus vasos, y el aceite para la luminaria.
HUEVOS CON ESPÁRRAGOS. Se cuecen enteros los espárragos con agua y sal; aparte se cuecen huevos duros y se pelan; en una fuente estrecha y larga, se colocan los espárragos con un poco de su caldo, aceite y vinagre, y alrededor de la fuente los huevos, partidos en ruedecitas.
Se coloca en una cacerola una capa de la mezcla, otra de langosta, añadiendo pimentón, nuez moscada, pimienta inglesa, vino blanco y aceite, se pone a fuego lento, y cuando esté a punto, se sirve.
ESPÁRRAGOS AL NATURAL. Después de limpios y quitada la parte dura se forman "macitos", poniéndolos a cocer con agua y sal; cuando están cocidos se sirven enteros con aceite y vinagre.
La noche era de luna, pero negros y grandes nubarrones la ocultaban a menudo por largo rato. Y entonces la escasa claridad de los faroles de aceite que ardían en las esquinas de las calles no bastaba a deshacer las sombras que se amontonaban hacia el medio de ellas.
El Provisor hizo un gesto de paciencia y salió tras ella. «No era todavía hora de cenar, faltaban más de cuarenta minutos... pero ¿quién se lo decía a ella?». Doña Paula se sentó junto a la mesa, de lado, como los cómicos malos en el teatro. Junto al cubierto de don Fermín había un palillero, un taller con sal, aceite y vinagre. Su servilleta tenía servilletero; la de su madre no.
Pero la excomunión que ha puesto por hoy la péñola en mis manos es excomunión mayúscula y, por ende, merece capítulo aparte. El decenio de 1550 a 1560 pudo dar en el Perú nombre a un siglo que llamaríamos sin empacho el siglo de las gallinas, del pan, del vino, del aceite y de los pericotes. Nos explicaremos.
A más del uso del aceite de coco, contribuye en gran manera á la conservación del pelo, el gogo, raíz parecida á la de la mora. Aquel se lava perfectamente y después se exprimen sus jugos.
Y Bonis, sin pasar del portal, mal alumbrado por un farol de aceite, se cogía la cabeza con las manos. No se determinaba a subir. Le daba asco su casa con aquella chusma dentro. «¡Si fuera para barrerlos! Y a mí con ellos... a todos..., a todos.... »¿Cómo seguir con aquella vida, ahora sobre todo, que ni el placer, ni el pecado, le arrastraba a ella? »¡Egoísta!
Palabra del Dia
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