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Actualizado: 2 de junio de 2025
Me quitaríais de encima un cuidado, porque aunque la he dotado mejorándola, para contrapesar con dinero lo que la falta de hermosura, no hay un cristiano que cargue con ella; vos es distinto; á vos, para quien no existen los encantos de la mujer, ¿qué más os da? Amigo don Iñigo, yo he sido muy buen mozo. Ya lo sé. Y quiero que mi hijo ó mi hija lo sean. Es muy justo.
Desde la muerte de doña Brianda del Aguila permaneció sin abrirse, como esas salas de los cuentos orientales que encierran pavoroso misterio. Don Íñigo y su hija prefirieron, a su vez, otras estancias más fáciles de renovar.
Don Íñigo se dejó besar la diestra como idiotizado; una nevada de ancianidad había caído de pronto sobre él, enfriando para siempre el último calor de su intelecto. Su chupado rostro estaba a trechos amarillo y a trechos moreno, como los limones que se resecan.
El número efectivo en La Santa María no excedería seguramente del que tenía la carraca capitana de Iñigo de Artieta, y suponiéndolo igual, esto es, de dos lombardas y seis falconetes, estaría bien armada, considerada la época y el porte.
En este año tomó posesion del obispado de Córdoba D. Iñigo Manrique, confirmado por Inocencio VIII despues de ciertas tentativas que hizo para recuperar la facultad de nombrar de que su antecesor habia hecho renuncia.
Encerrado desde el amanecer hasta la noche en la librería del palacio, don Íñigo dejaba deslizar las horas muertas, meditando o leyendo.
Nuño tiene dos hermanas famosas por su belleza, y la mayor, llamada Leonor, es la prometida de Iñigo. Leonor se ha quejado en algunas ocasiones de la vergüenza, que recae sobre los españoles en sufrir que se entreguen á los infieles mujeres cristianas.
Palabra del Dia
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