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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Maltrana fue tras ellos escalera abajo, avanzando cautelosamente para no ser visto... Pero no necesitó de grandes precauciones. Los dos caminaban sin darse cuenta de lo que les rodeaba, sin saber ciertamente adónde iban, empujada ella por el instinto hacia su vivienda. Oyó Isidro, oculto en un ángulo del corredor, el ruido de una puerta abierta rudamente.
Se pasa la mano por la frente, como si tratase de encender de nuevo esa luz, pero todo permanece obscuro; sombra y misterio es para él lo que acaba de experimentar. Le parece que va a gritar, que va a confiar a la noche la angustia indefinible en que se agita. Se pone de rodillas en el mismo sitio donde ha caído Gertrudis, y, con la frente apoyada en el ángulo del banco, gime dulcemente.
Las dos proposiciones analizadas en el párrafo anterior confirman lo que acabo de decir: el ángulo no puede ser recto y no recto. Aquí la condicion del tiempo es necesaria porque la repugnancia no está entre el predicado y el sujeto sino entre los dos predicados. El ángulo puede ser recto ó no recto, con tal que esto se verifique en tiempos diferentes.
Están tendidos en gran número: he contado hasta sesenta en un pedazo de playa que no tendría más de unos cien metros cuadrados. Inmóviles como si se hubieran desprendido de la cornisa de un templo egipcio, mantienen la boca abierta, cuan grande es, hacia arriba. En esa posición, la boca forma un ángulo cuyos lados no tienen menos de medio metro.
Don Fermín quedó satisfecho del vestido, aunque no de que fuéramos al baile. El vestido, según pudo entrever acercando los ojos a la celosía del confesonario, era bastante subido, no dejaba ver más que un ángulo del pecho en que apenas cabía la cruz de brillantes, que Ana llevó también a la Iglesia para que se viera cómo hacía el conjunto.
Esta persistencia del orgullo de casta, aunque envuelto en blandas maneras, era el único ángulo rígido de su carácter, y por este lado llegaba en ocasiones a extremos de dureza e insensibilidad, inconscientemente, y, por lo tanto, sin remordimiento. Por lo que a nosotros toca, no teníamos por qué quejarnos, antes sí, mucho que agradecer. Vivía sola lo más del año.
Catalina Flórez puso entonces sus ojos y sus esperanzas, para curarse, en una imagen de la Vírgen, que se adoraba en un retablo situado en un ángulo de la calle del León, de Madrid, y celebró en su honor una novena, con tal celo, que hasta pasó las noches en la calle.
Lo mismo aconteció á los que representaron en los teatros de la Cruz y del Príncipe, como Gálvez, Gaspar Vázquez, Angulo, Francisco Osorio, Saldaña, Tomás de la Fuente, Botarga, Alcázar, Gabriel de la Torre y Manzanos.
En un ángulo de la plaza estaba la tribuna de la música, un tablado bajo, cuyas barandillas acababan de cubrirse con telas de colorines manchadas de cera, como recuerdo de las muchas fiestas de iglesia en que se habían ostentado. ¡Música...! ¡músicaaaa! gritaba la gente. Y los músicos, azorados por el vocerío, iban hacia el tablado abriéndose paso en la muchedumbre.
11 Este es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 13 Entonces viendo la constancia de Pedro y de Juan, sabido que eran hombres sin letras e ignorantes, se maravillaban; y les conocían que habían estado con Jesús.
Palabra del Dia
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