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Las modestas pero muy suficientes y bien mantenidas penitenciarias de Ginebra, Losana y San-Gall, y las casas de detencion de esas ciudades y de Berna, Basilea, Zuric, etc., son verdaderos modelos en su clase. En la gran mayoría de los cantones subsiste la pena capital, pero su aplicacion es muy rara.

Allí encuentra el proscrito político simpatías, proteccion y asilo, particularmente en Ginebra, Zuric, Berna, Basilea, San-Gall y Losana, y no pocas veces sus gobiernos han probado su energía resistiendo á las exigencias de poderosos gobiernos implacables en la persecucion.

Ademas, llaman la atencion en San-Gall: la Casa de detencion, muy bien organizada; una excelente Penitenciaria; los colegios ó gimnasios de las dos comuniones religiosas; numerosas escuelas públicas bien mantenidas, y muchos institutos de crédito, beneficencia, economía y prevision, debidos al espíritu de asociacion.

Otros cantones libres existian entónces, tales como Neuchâtel, San-Gall, Grisones y Valles, pero no figuraban respecto de la Confederacion sino como simples aliados para la defensa comun.

La ciudad de San-Gall, poco feliz por su situacion para ofrecer de léjos un panorama ostensible, es sinembargo, por sus graciosos pormenores ó rasgos, una de las mas pintorescas y bellas ciudades de Suiza.

El Canton encierra dentro de su territorio, en su totalidad, al pequeño canton de Appenzel, montañoso y alto, y curioso por su afamada fabricacion de encajes y bordados y sus poblaciones de pastores y escultores en madera . El área del canton de San-Gall contiene 1,952 1/4 kilómetros cuadrados, y su mayor longitud es de unos 78 kilómetros.

Todo contribuye en San-Gall á producir en el ánimo del viajero una impresion grata, que es la mejor justificacion del espíritu de libertad y tolerancia que allí reina. No olvidaré un rasgo curioso, aun á riesgo de incurrir en una repeticion.

Allí tomamos un tren del ferrocarril que conduce á San-Gall, y una hora despues llegábamos á la bellísima capital del Canton, al traves de risueños paisajes, huertos y jardines, por en medio de los cuales gira el ferrocarril en plano inclinado y ascendente, hasta cortar la ciudad misma bajo la sombra de graciosos collados y hermosas y alegres arboledas.

La ciudad de San-Gall, base del Estado que lleva su nombre, debió su prosperidad y su importancia á una célebre Abadía que en la edad média hizo muy notables servicios á la civilizacion.

En la serie de ciudades que visitamos desde Ginebra hasta Schaffhousen, pasando por Losana, Neuchâtel, Friburgo, Berna, Lucerna, Altorf, Zug y Zuric, y desde San-Gall hasta Basilea, hemos visto, no obstante la alternacion en que se hallan esas ciudades, por razón de sus creencias religiosas, esta diferencia: en Ginebra, Losana, Neuchâtel, Berna, Zuric, San-Gall, Basilea y Schaffhousen, ciudades protestantes, decencia, pulcritud y esmero en todas las cosas públicas; en Friburgo, Lucerna, Altorf y Zug, desaseo, incuria en las masas y las calles, ausencia ó escasez de gusto.