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Llamábase Molina y en él estaban reunidas y ponderadas de tal suerte y en tan justa medida la ilustración, las facultades reflexivas y las condiciones de pintor, que sabía estudiar, convertir el estudio en inspiración, madurar el pensamiento, y luego darle forma, haciendo que en su pintura hubiese idea y que ésta no quedara empequeñecida por mal interpretada.

Dueña, pues, de misma y con sereno juicio; alegre por carácter, cortés por educación, y tomando a broma los galanteos y a diversión las flaquezas de los demás, no es extraño que en sus procedimientos, en su conducta y en su lenguaje, abundaran más las notas de color alegre, si vale el símil, que los tonos severos de las naturalezas profundamente sensibles y reflexivas.

Si la reflexion, fijándose sobre dichas sensaciones, llegase á enseñar, como en efecto lo enseñaria, que la causa de ellas es un ser distinto del que las experimenta, tampoco habria verdadera intuicion: porque esta no existiria ni para los sentidos, que permanecerian ajenos á las combinaciones reflexivas; ni para el entendimiento, que conoceria la causa de las sensaciones, por intuicion, sino por discurso.

Varias jóvenes solteras, a quienes el tiempo y los desengaños habían hecho más reflexivas, algunas señoras casadas en las cuales sus maridos no habían podido extinguir la sed de lo infinito, y tal que otra viuda necesitada de consuelos, se reunían todas las noches en torno de media docena de presbíteros, formando un grupo interesante y conmovedor.

Si todos citan demasiado a los clásicos, largan a cada paso sentencias filosofales y pedantean con inocente refinamiento, es tan propio defecto de aquella época que más que defecto parece gracia y primor y presta al libro indeleble color temporal. Ni carece Fernando de Rojas de muy oportunas delicadezas, inspiradas o reflexivas. La pasión de Melibea y de Calixto no puede ser más vehemente.

Era acogido amistosamente, se tenía placer al verle y a él no se le ocultaba. El señor Stevens, hombre de peso y de gravedad, marcaba el paso detrás del sillón de Germana como un regimiento de infantería; tenía para ella esas atenciones reflexivas y serenas que constituyen la fuerza de los hombres de cincuenta años.