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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Con mayor atención que nadie, y con avidez reconcentrada y silenciosa, oía Fray Miguel todos los discursos del Padre Ambrosio, y su alma ardía cada vez más en el fuego de dos violentas pasiones. Una de ellas, el orgullo de nación y de casta, plenamente satisfecho, ensanchaba su corazón y tal vez le hacía latir, brioso y alegre, como allá en los años de su juventud primera.
Las inflamaciones de arsénico son grandes en profundidad, violentas, desorganizadoras por la gangrena, y las del mercurio estensas en superficie y desorganizadoras por supuracion.
Permaneció pensativa, extrañada del singular acuerdo que revelaban las palabras y las acciones de aquellas tres personas que debían estar violentas al encontrarse juntas y que, sin embargo, parecían unidas por la mayor confianza como si se hubieran visto el día anterior.
Más allá existirían tal vez tierras firmes. Avanzó con precaución á través de las aguas alborotadas, sufriendo violentas sacudidas sobre tres líneas de olas, que casi le hicieron zozobrar. Pero una vez pasado tal obstáculo, se vió en un inmenso y tranquilo circo de agua.
Estaba abandonado á sí mismo, y se reflejaban en su semblante, en su ademán, en sus movimientos, pasiones enérgicas, tanto más violentas cuanto estaban de continuo más dominadas, más subordinadas á la conveniencia delante del mundo.
Afortunadamente para ellos, aunque Salabert estaba sometido en todo a su voluntad, les constaba que se oponía tenazmente a casarse, que la Amparo hacía inútiles esfuerzos para decidirle, que había habido escenas violentas entre ellos. La ex florista, al principio, lo había tomado por la tremenda.
Carlos de Ohando el hijo mayor de doña Águeda, era un muchacho cerril, obscuro, tímido y de pasiones violentas. El odio y la envidia se convertían en el en verdaderas enfermedades. A Martín Zalacaín le había odiado desde pequeño cuando Martín le calentó las costillas al salir de la escuela, el odio de Carlos se convirtió en furor.
Las impresiones morales violentas en fin, como la cólera y el espanto, entran en su esfera de accion, porque siendo su efecto el de operar una concentracion sobre el cerebro ó el corazón, el alma se reacciona por un movimiento de indignacion, de venganza ó de valerosa resistencia. A falta de esta resistencia, el opio reclama la curacion.
Se adaptan igualmente á violentas gastralgias con dolor vivo, quemante, dislacerante, que se eleva hasta el furor ó el síncope: este dolor parece situarse encima de la apófisis sifóides, irradia pronto hasta el cuello ó se divide siguiendo el trayecto del gran simpático; está, en fin, acompañada de mas ó menos opresion, y deja despues del acceso una sensacion de vacuidad en el estómago, desórdenes en la nutricion ó en la defecacion y una grande laxitud.
Así se determinó en el Consejo de ambas naciones, y aunque estas determinaciones parecian á los baqueanos ó peritos de los caminos muy violentas, y casi impracticables en la ejecucion, con todo se tuvo por conveniente proveer todas las cosas, y prevenirse contra los insensatos conatos ó esfuerzos de los Portugueses.
Palabra del Dia
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