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Actualizado: 19 de junio de 2025
A las pausas elocuentes, cargadas de efectos patéticos, a que obligaba al Obispo la fuerza de la emoción, contestaban abajo los suspiros de ordenanza de las beatas, plebeyas y aldeanas, que eran la mayoría del auditorio. Eran los sollozos indispensables de los días de Pasión, los mismos que se exhalaban ante un sermón de cura de aldea, mitad suspiros, mitad eruptos de la vigilia.
En un tiempo la pobre campesina Erraba por las pampas peregrina, Y era su prole, bendicion del cielo, Una calamidad, un desconsuelo, Que las puertas del rico le cerraba, Cuando sus puertas, trémula pisaba. El avaro veia en la familia Solo bocas hambrientas de vigilia, Y guardaba su estancia y su riqueza Con un gaucho y un perro en la maleza.
ARROZ DE VIGILIA. En una cazuela con buen aceite se fríe un ajo, que se tira después de frito; se fríe allí mismo cebolla y patata picadas muy menudas; se echa tomate y algo de pescado; lo más indicado son langostinos o cangrejos; después el arroz y el agua y se hace secar al horno.
Espero que esta piadosa vigilia no será perdida para mí. Sobre aquella fisonomía en que se hallaba impresa una gloriosa paz, y donde parecía verdaderamente errar, yo no sé qué reflejo sobrenatural, más de una verdad olvidada ó dudosa, se me apareció con una evidencia irresistible.
«¡Soñaba! la fortaleza de la vigilia desvanecíase por la noche, y sin que ella pudiese remediarlo, la mortificaban visiones y sensaciones importunas, que a tener responsabilidad de ellas serían pecado cierto.... «En plata, que doña Ana soñaba con un hombre...». Don Fermín se revolvía en la silla de coro, cuyo asiento duro se le antojaba lleno de brasas y de espinas.
Ha habido de todo, contestó el interpelado; pues si bien es verdad que no he dormido gran cosa, el origen de mi vigilia merece la pena de la velada. El insomnio junto á una mujer bonita no es seguramente el peor de los males. Será tal vez algún antiguo amor de la corte que le sigue á Toledo para hacerle más soportable el ostracismo, añadió otro de los del grupo.
Habían llegado allá nuevos heridos, y la escasez de enfermeras obligaba á los médicos á admitir sus servicios. Por el momento no la molestarían más preocupándose de su falta de salud. Al pensar en el rudo trabajo que la esperaba, en las noches de vigilia y los combates con la muerte para salvar á unos cuantos hombres, mostró un gran regocijo.
De pronto, extendiendo el brazo, mató de un periodicazo la bujía; después su espíritu fluctuó largo rato entre vigilia y soñolencia, y comenzaron a borrársele las ideas, sustituyéndose los antojos de lo soñado a las impresiones de lo real.
Atendemos al lugar donde nos hallamos; y el hecho de estar en la cama, en la oscuridad y silencio de la noche, nos indica que la vision anterior no tiene ningun enlace con nuestra situacion, y que por tanto es un sueño. Sin esta reflexion, se habrian encadenado las sensaciones del sueño con las de la vigilia, confundidas todas en una misma clase.
Luego, aparte toda idea de mundo externo, y aun de todo otro ser fuera de nosotros, tenemos la certeza de la distincion de los dos órdenes de fenómenos, que comprendemos en las palabras, sueño y vigilia.
Palabra del Dia
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