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Actualizado: 13 de junio de 2025
Anda, anda, menguadillo, bobalicón y mentecato, y atrévete otra vez a personas que, como yo, tanto valen.»
La poblacion yace triste y solitaria al pié de una colina, y las fortalezas históricas nada valen. Pero eso grupo de piedras tiene un mérito moral inmenso.
El Magistral no menos dulce, suave y pegajoso, recibía con placer aquel incienso, detrás del cual habría tantas talegas. Señora... con mil amores... si pudiera... pero... tengo que hacer, a las siete he de estar.... Oh, no, no valen disculpas.... Ayúdeme usted, Marquesa, ayúdeme usted a convencer a este pícaro. La Marquesa ayudó, pero fue inútil.
Porque en el día el mismo empeño con que muchos se valen de la ciencia como de arma para combatir la fe, vuelve sobrado recelosos a los que son de la fe defensores y se diría que centuplican sus catorce artículos.
Las cárceles de Paris que hace muy pocos años dejaban mucho que desear, han mejorado bastante su sistema y organizacion, y hoy, aunque no pueden servir de modelo, valen ciertamente una visita detenida cuando se pretende aprender comparando.
Palabras que valen más que un discurso, y que dan que discurrir; cuando uno oye, por ejemplo, la palabra conspiración, cree estar viendo un drama entero, y aunque no sea nada en realidad. Cuando uno oye la palabra libertad, sólo ella, solita, cree uno estar oyendo una larga comedia.
Chacón, pequeño lagarto inofensivo que sólo gusta de los lugares habitados: tienen un canto extraño, pues consiste en repetir su nombre de un modo monótono y acompasado; sus uñas son finas y agudas y de ellas se valen para andar por la pared, el techo y cualquier otro sitio por plano que sea.
Ni respondo el algebrista de lo que valen en realidad, las letras del problema que ha de resolver, sino responde sólo de que el problema esté bien resuelto. Al que le aplique a la realidad, incumbe luego o ha incumbido antes determinar el valor de cada letra.
He sido un santo postizo, que no he sabido resistir y desengañarte desde el principio, como hubiera sido justo; y ahora no acierto tampoco a ser un caballero, un galán, un amante fino, que sabe agradecer en cuanto valen los favores de su dama. No comprendo qué viste en mí para prendarte de ese modo.
Hay en Francia tres millones de pordioseros, todos los cuales juntos no valen medio franco, ¡y no puedo yo comprar a peso de oro la nariz de cualquiera de esos miserables!... Y, después de todo, ¿por qué?
Palabra del Dia
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